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Página:Camana pedagogia social.djvu/165

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El examen oral es más semejante a la realidad. En él la lucha es abierta, el adversario está enfrente, atacando, obligando a parar golpes, a defenderse, a echar mano de todos los recursos, imponiendo especialmente el absoluto dominio de sí mismo como probabilidad de éxito, aprendizaje fructuoso, pues facilita la adquisición de cualidad tan preciosa en cualquier situación.

Además nos ofrece la oportunidad de oirnos a nosotros mismos —y en un momento difícil— lo que nos objetiva, en cierto modo, permitiéndonos aquilatar las propias fuerzas y compararlas con las de los compañeros en igualdad de circunstancias; hecho que aguza el juicio, forma el criterio, templa el carácter y despierta el sentido íntimo de justicia.

Fuera de que el lenguaje gana en precisión, en energía, en facilidad de expresión cada vez que el entendimiento pasa, por uno de esos exámenes orales inteligentemente llevados a cabo.

La emoción peculiar favorece en vez de ser una traba por tratarse, no de un esfuerzo retrospectivo y estéril, sino de aplicar, consciente, deliberada y voluntariamente, la inteligencia entera a un problema actual.

1903.