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formad a Manuela
dosel permanente.
Sus rayos ardientes
el astro fogoso,
no lance abrasando
tu rostro gracioso.
Su luz ardorosa
no eclipse el color,
que causa en nosotras
deliquios de amor.
Si en ti nos fijamos
señora los ojos
tan solo encontramos
funestos enojos.
Que plácida vida
señora esperamos,
si su faz hermosa
alegres miramos.
Jamás nuestro pecho
abrióse al quebranto,
y siempre los ojos
negáronse al llanto.
La paz y el consuelo
en tí hemos cifrado,
pues la infausta suerte
a tí no ha llegado.