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23

II
LA SIESTA.
Á José M. Bustillos.


El Sol—globo de fuego—suspendido
en el alto cénit, lento flamea,
y sobre el blando yerbazal sestea
el rebaño á la sombra guarecido.

Cerca se oye el monótono rüido
del rudo hachero que tenaz golpea,
y allá en la selva el cuerno que vocea
de algún errante cazador perdido.
 
Se alza del suelo, cual vapor de horno:
en bandadas las aves van ligeras
al río, y mojan los sedientos picos;

y por calmar el estival bochorno,
cabecean á veces las palmeras,
agitando sus verdes abanicos.