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III
LA TARDE.
LA TARDE.
Á Enrique Fernández Granados.
El Sol se va, se hunde lentamente;
Venus asoma en el azul del cielo,
y rebujada en vaporoso velo
pálida huye la tarde al Occidente.
El tardo buey bajando la pendiente
muge cansado de labrar el suelo,
y la torcaz con desmayado vuelo
gime y solloza de su nido ausente.
Y la noche se acerca grave y muda,
surge la Luna y en su lumbre baña
el girón de celaje que la escuda.
Regresa el leñador de la montaña
y su esposa que al verlo le saluda,
lo abraza en el umbral de la cabaña.