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Por el momento yo no tengo mas que mi empleo en la respetable casa de Caprile, pero soy rico en aspiraciones, conozco bien el comercio y espero que dentro de poco he de tener una posicion mas que desahogada, pues mi familia debe remitirme fondos dentro de poco para establecerme por mi cuenta.

—No dudo lo que usted dice, respondió Maggi, pero ántes de entrar en mayores explicaciones necesito conocer un detalle. Luisa ha tenido una desgracia de juventud en Europa, que es preciso que usted conozca para evitar mas tarde recriminaciones dolorosas.

Ella dice que se la ha contado á usted francamente, pero como las mujeres nunca son francas á este respecto, yo deseo saber si es cierto que usted conoce esta falta.

—La franqueza con que me lo dijo, respondió Lanza, previniéndome un peligro, fué que me hizo comprender que aquella falta era digna de toda indulgencia, pues su relato mostraba la mayor pureza de sentimientos.

—Luisa ha tenido un hijo, insistió Maggi.

—Lo sé y esta misma insistencia de usted en hacerme notar la falta, me muestra mas los sentimientos hidalgos suyos.

Ha sido despues de conocer todo esto que decidí casarme.

—Decididamente este es un infeliz rematado, pensó Maggi que no podia imaginarse que Lanza era un especulador, al mismo tiempo que este pensaba:

—Decididamente el tio me cree un imbécil de nacimiento y así vá á ser el chasco que se vá á llevar.

—Bien, amigo mio, dijo Maggi, si esto es así, por mi parte no veo el menor inconveniente.

Solo, como es natural, desde que se trata de un paso tan decisivo para el porvenir de Luisa, usted me permitirá una cosa muy razonable.

—Está permitida, pues ya veo yo que es usted una persona séria y razonable.

—Bueno, si usted me lo permite, yo desearia tomar informes de su persona y su conducta.

Usted no puede extrañar esto, puesto que yo no lo conozco y deseo ser exacto en los informes que remita á mi hermano, para que este no pueda reprocharme el consentimiento que doy.

—Queda usted facultado para tomar todos los informes que crea necesario; es muy lógico.

—¿Y podré visitar á Luisa en su casa miéntras se fija la época del casamiento?

—Depende de los informes que yo tome, lo que haré mañana mismo, para que usted tenga desde mañana mi contestacion definitiva.

Entónces Maggi llamó á Luisa y delante de Lanza le dió cuenta exacta de todo cuanto allí se habia tratado.

—El señor me parece un cumplido caballero, me es muy simpático, ¿para qué he de decirte otra cosa? observó Maggi á Luisa, pero yo necesito exactos informes que poder trasmitir á tu padre.