Página:Carlo Lanza - Eduardo Gutierrez.pdf/45

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 45 —

por su equipaje, fué únicamente por el interés que el jóven le inspiraba.

Conocedor de la ciudad, como para lanzarse solo en el laberinto de sus calles, una mañana muy temprano nuestro héroe salió del Hotel Marítimo, diciendo á la señora Nina:

—Hoy salgo únicamente en busca de mi equipaje: ya no puedo estar mas tiempo con esta ropa.

—¡Al fin se acordó de sus asuntos! respondió sonriendo la buena patrona.

Ya empezaba á arrepentirme de haberlo puesto en contacto con Caraccio, porqué veia que todo lo olvidaba por sus paseos.

—Ya vé que no me olvido del todo, contestó.

Y salió del hotel fingiendo gran prisa.

Cuando Caraccio fué al cuarto de Lanza creyendo agarrarlo en la cama, se encontró con que su amigo habia volado y segun la señora Nina, no lo veria hasta la hora de almorzar.

Un golpe de ingenio.

Carlo Lanza salió del hotel Marítimo dió media vuelta por la calle de Cuyo y enfiló hácia Oeste, camino que conocia bien porqué era por donde todas las tardes iba á la Cruz de Malta.

Era preciso irse soltado solo por la ciudad y fijándose en todas las cosas para no necesitar de la ayuda de Caraccio á quien no le convenia mucho interiorizar en sus pensamientos, porqué era imponerlo de la verdad de su persona y de su miserable pobreza.

Caraccio era un hombre franco y noble, que le habia cobrado un gran cariño.

Pero, ¿sucederia lo mismo si llegaba á saber que él no era mas que un impostor que se habia fingido lo que no era?

Lo que mas mortificaba á Lanza era la chambonada de haber dado su verdadero nombre en Montevideo, porqué no era dificil que su aventura del hotel viniera á conocerse en Buenos Aires, lo que lo inutilizaria por completo para los vastos planes que desarrollaba en su majin.

Aquella habia sido una chambonada imperdonable, que tal vez vendria á pagar demasiado cara.

Aquello no tenia ya remedio, y era mejor no pensar para no mortificarse inútilmente.

Por el momento lo que mas le urgía era salvar la situacion presente, es decir, desenredar la cuestion del equipaje y hacerse de algun dinero para seguir manteniendo la falsa posicion en que se habia colocado. No creyó que hubiera nada mejor que decir que el paquete habia regresado á Europa reconduciendo su equipaje y el dinero que con traía.

Esto ademas de salvar aquella dificultad inmediata, tal vez le diera pretexto para hacerse de algun dinero y aqui el