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apenas mi rostro, y su brazo deslizándose protector bajo mi cuello.
Descansé acurrucada y niña sobre su pe- cho.
El ademán solidario y piadoso lo ató a mi destino.
Alegres y felices nos levantamos. Cuando pasábamos bajo la torre de los ingleses da- ban las ocho. _
En una lechería tomamos café con leche y medias lunas.
Era pobre y me quería.
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He abandonado comodidad, lujo y halagos.. He sacrificado al amor lo poco y todo que tuve.
Quiero darme, totalmente, en entrega ab- soluta.
Un hombre me quiere y la felicidad en- vuelve mis horas con su celaje de gasas.
Qué hermoso el cielo. Qué fino el aire. Qué: cordiales las manos. Qué inmensa y dulce la vida. :
Quiero darme, darme en entrega absoluta.
Que mi carne y mi alma se alcen fuera de su órbita, hasta la mística exaltación. Que