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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

ajestado), que ya he sabido con certidumbre a lo que su cojao se encamina; que no quiero ir a él; que si tiene deseos de ensangrentar su toque y de matar españoles en sus parlamentos, que vaya a la guerra a cojerlos y aventure su vida en las fronteras, como yo lo hago y lo he hecho siempre; que este capitan me ha costado mucho trabajo y grandes disgustos y no le he traido a mi casa para que él ni otro alguno quiera adquirir nombre y gloria con su muerte. Con cuyas razones le volvió las espaldas, cojió el camino para su habitacion, y alegres nos retiramos y seguimos todos, que ignorantes de lo que nos aguardaba en el parlamento, nos habíamos puesto en camino para él; el viejo Llancareu su padre, luego que vió a su hijo retirarse, le siguió tambien, juntamente el otro indio que habia venido con la advertencia y aviso de los amigos de mi amo, y algunos otros comarcanos que se habian juntado de su parcialidad y distrito, y todos siguieron a Maulican, teniendo por bien acordada su resolucion.. Volvióse el mensajero al sitio y lugar en que le aguardaba Lemullanca y a mí para el sacrificio y ostentacion de su concurso; y hallóse burlado, porque lo deseaba con extremo y por haberlo prometido a los demas sus compañeros. Habiendo visto, en fin, la falta de su promesa y que le era forzoso dar algun despediente a su cojao y parlamento, dió principio a su propuesta significando con enerjía lo que importaba mi cabeza para el sosiego de sus tierras y comodidad de sus habitadores, y que Maulican no queria de ninguna suerte ayudar a establecer y a fijar sus toques con la sangre de españoles, pues tan descaradamen te defendia (1)........ Se retiraron a sus casas los caciques y huéspedes comarcanos, y el viejo Llancareu padre de mi amo me llevó a su rancho, adonde asistian con él un hijo casado, una hija soltera y sus nietos, cuya familia con estimacion, respecto y benignidad me miraba; y luego que entramos por la puerta, hicieron que me asentase al fuego, y aunque habíamos cenado y comido mui a gusto, me sacaron un cántaro de chicha de frutilla seca, extremada, clara, gustosa y picante, que es de las mejores que se usan, y el viejo se asentó cerca de mí, a quien brindé con ella y a los demas circunstantes, a quienes alabé la bebida grandemente porque el licor era sazonado y cordial al gusto, a cuya causa mandó el viejo que me la guardasen y que de ella no bebiesen otros: a que respondió la hija que no me faltaria de aquel jénero, porque ella tenia frutilla bastante con que aumentarme la bebida. Agradecíle mucho la oferta y la dije, que en todo lo que me quisiese ocupar, la serviria con todo amor y respeto. El viejo su padre la volvió a encargar con encarecimiento que tuviese gran cuidado conmigo en darme de comer y de beber, que hiciese cuenta que yo era su hijo, porque en ese grado me habia de tener; mandó disponer la cama, y que la hiciesen ancha y blanda añidiendo [sic] los pellejos (1) Faltan dos pájinas del MS.