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HISTORIADORES DE CHILE.

di an salon HISTORIADORES DE CHILE. 450 subceso con todas circunstancias, por haber sido los informes que hicieron en el Perú a quien hizo una comedia de las cosas de Chile, mui a la contra del hecho; porque representó estos amores mui a lo poético, estrechando los afectos a lo que las obras no se desmandaron. Solo pudieron dar motivo el haber cautivado a esta china despues de mi rescate, y en presencia del gobernador, haber hecho que llamasen al capitan Pichi Alvaro (que así me llamaban en su tierra); y habiendo yo llegado a donde estaba, en un concurso grande de capitanes y soldados (que a la tienda del gobernador se habian allegado por oir hablar tan desenvueltamente a la muchacha), al punto que me vió entrar acompañado de algunos amigos y camaradas, me representó los servicios que me habia hecho cuando estuve cautivo y debajo de la potestad de su padre y de ella, diciéndome que bien sabia yo las finezas que habia hecho conmigo en tiempo que sin libertad me hallaba, de aflicciones y penas combatido, el amor entrañable que me tuvo, la lástima y compasion con que me miraba cuando me tuvieron escondido en la montaña, y que para que comiese y no me fatigase la hambre, por ser pobres sus padres, andaba de rancho en rancho solicitando las papas, porotos y maices y algunos pedazos de cecinas, y que bien sabia que, sin que lo supiese su padre ni su madre, me solia llevar estos jéneros cocidos y la harina tostada para que comiese; que ahora que ella se veia sin su libertad, en poder de mis amigos y compañeros, trocadas las suertes, mostrase ser quien era y la correspondencia que le debia, rescatándola luego y sacándola del poder en que se hallaba, porque no habia de estar con otra persona que conmigo. Dió mucho gusto al gobernador la resolucion con que me habló la china, y la dijo que si queria estar con él, que la tendria en su compañía y la regalaria mucho; a que respondió que no, de ninguna suerte, que pues ella habia sido mi ama y señora cuando cautivo, que ahora le tocaba a ella estar debajo de mi dominio y mando, y pues ya nos conocíamos, no habia de apartarse de mi lado: con que me fué forzoso el comprarla, dando por ella luego todo lo que me pidieron. Y ya que habemos tocado esta materia y el cambio de nuestras suertes, no será bien dejar en blanco la que esta moza feliz tuvo para su salvacion conocida. Llevé a mi casa esta china, con deseos de volverla a su tierra y re.. mitirla a su padre, por mostrarme agradecido a los favores y agasajos que me hizo siendo su esclavo; por cuya causa excusé el hacerla cristiana, aunque en el poco tiempo que asistió en mi casa, sabia las oraciones principales, porque rezaba de noche con la jente del servicio. Llegó en esta sazon a la ciudad de Chillan, adonde yo tenia mi vecindad, un padre y relijioso grave de la Compañía de Jesus, conocido y amigo, comisario de el Santo Oficio, a ciertas dilijencias que importaban; alojóse en mi casa, porque no habia colejio ni fundacion alguna de esta relijion. Y dentro de tres o cuatro dias se llegó la china al reverendo padre y le dijo, como yo no queria que fuese cristiana, cuando ella lo estaba deseando con extremo; examinóla despacio el relijioso y halló que sabia las ora-