Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/163

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
149
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

parecer como lo era, sobre muchacha, no tuviera tantos recelos, ni su vista me alborotara tanto. Estuvo a mis razones mui atenta la muchacha, y respondióme: ¿pues yo habia de venir, capitan, de manera que me pudiesen ver ni presumir que venia a donde tú estás? Créeme que cuando vengo extravío el camino y aguardo a que todos esten en alguna ocupacion embarazados, como lo estan ahora en la chacra que estan cavando y sembrando, y así no tienes que recelarte. Con todo eso, la dije, puedes venir tantas veces, que alguna entre otras no puedas excusar el que te vean: anda, vete por tu vida, y no vengas mas acá, porque me tengo de esconder de tí en no viniendo acompañada y con mis camaradas. Habiéndole dicho estas razones con algun desabrimiento, puso la taleguilla de harina junto a mí, y lo demas que traia, y me dijo: (capitan) si no quieres que yo vuelva mas acá, y me echas de esa suerte, no volveré sola ni acompañada, que yo entendí que agradecieras lo que hago por tí mas bien de lo que lo haces. Y esto fué volviendo las espaldas y retirándose apriesa: yo no quise satisfacerla ni desenojarla, por no ocasionar a que continuase sus visitas, por el riesgo y peligro en que podian poner la conservacion del cuerpo y la salud del alma, que es lo principal; porque el que no huye el peligro, y se arroja a él con arrogancia, continuando la comunicacion de las mujeres, es imposible que salga triunfante y libre de pecado, como lo dijo San Agustin en las siguientes palabras: los que con la habitacion de las mujeres piensan que han de adquirir o obtener la gloria y el triunfo de la castidad, ignoran que para con Dios son dos veces culpados. Lo uno, porque se arrojan al peligro no excusando la ocasion; y lo otro, porque muestran a los demas y enseñan con el mal ejemplo una perversa familiaridad y torpe comunicacion, de que los mas justos huyen y los mas atentos se excusan. Y así, me pareció conveniente desabrir aquella moza por no volverla a ver a solas, que el amor entra por los ojos y en la soledad imprime con mas fuerza sus ardores; de adonde se saca que el amor pertenece a la potencia apetitiva, a la cual llama el doctor anjélico fuerza o facultad pasiva, a cuya causa se inclina a su objeto, pues es ordinario axioma que el que ama, asiste mas a donde ama, que a donde anima. Y así, su objeto se compara a ella como a causa de su movimiento y de su acto; y advierte el santo con el comun sentir de las escuelas, que el propio obje to del amor ha de ser lo bueno o el bien: doctrina que enseñó ántes el divino Aurelio y la lumbrera de la Iglesia; luego, la causa del amor ha de ser buena, o su objeto bueno, conforme lo referido. Pues ¿cómo podrémos decir que el amor torpe y deshonesto es bueno o tiene el objeto bueno, pues nos dice el Rei Profeta que el que ama a la maldad y pone la mira en sus efectos, aborrece a su alma y a su spíritu? Luego, no es causa del amor solo lo bueno. A esto responde el doctor Anjélico, que se ama debajo de alguna razon formal que se le representa a la potencia con algunas vislumbres de bien, de honesto, útil y deleitable, con que el objeto viene a ser abrazado de la potencia debajo de la razon de bien, y paliado con capa o sombra de lo bueno. He significado este amoroso on