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HISTORIADORES DE CHILE.

se han visto premiados. Hasta ahora no se conocen, sino es los que han tenido dineros y hoi estan sobrados, que han adquirido con ellos lo que han pretendido, y estos mui contados o singulares. ¡Cuántos estan arrinconados, sin tener un pan que comer, de los de sobrados méritos, adquiridos con su sudor y trabajo, y a costa de su sangre y vidas! Yo soi el ménos digno entre todos, que a imitacion de mis padres he continuado esta guerra mas de cuarenta años, padecido en un cautiverio muchos trabajos, incomodidades y desdichas, que aunque fuí feliz y dichoso en el tratamiento y agasajo, no por eso me excusé de andar descalzo de pié y pierna, con una manta o camiseta a raíz de las carnes, lleno de pulgas y otros animalejos que me daban fastidio; que para quien estaba criado en buenos pañales y en regalo, el que tenia entre ellos no lo era: y con todo esto, me tuviera por premiado si llegase a alcanzar a tener un pan seguro con que poder sustentarme, y remediar en algo la necesidad de mis hijos, que por el natural amor que he tenido de servir a S. M., (aunque conozco la poca medra que por este camino se tiene), los he encaminado a los cuatro que tengo, a que sirvan al Rei nuestro señor. Bien juzgo que si mi suerte me pusiera a los piés de S. M., me levantara de ellos mui acomodado y socorrido, porque tenemos por experiencia, que los mas que han parecido en su real presencia de estas provincias de Chille, no siendo de los de mas aventajados servicios, han conseguido el fin de sus pretensiones. Pero dirán algunos, que han llevado con que facilitarlas, que, como dijo el ilustrísimo Villarroel, que bien podia cualquiera en los palacios y alcázares de los reyes emprender to que se le antojase, llevando dones de plata y oro, porque abren. las cerraduras mas fuertes; mas esto fué he blando de un rei tirano, que luego tuvo su castigo merecido. Y lo propio pudiéramos decir de algunos ministros de Chille, adonde no se premian méritos y servicios de pobres beneméritos. ¿Qué es lo que tengo, despues de haber trabajado en esta guerra desde que abrí los ojos al uso de la razon, y en este alzamiento jeneral, en que quedaron las fronteras asoladas, poblándolas de nuevo, sustentándolas y asistiéndolas con doscientos, o trescientos hombres cuando mas, en los principios de su ruinas? Y en los tiempos de mayores riesgos me solicitaron para el trabajo y peligro, y despues de mejorada la tierra, me dieron de mano, porque no supe acomodarme a lo que se usa. Esto es lo que he granjeado en esta guerra de Chille, y hallarme hoi al cabo de mis años, por tierras extrañas, buscando algun alivio y descanso a la vejez, aunque sin esperanzas algunas de consuelo ni remuneracion de los trabajos padecidos, en una tierra y gobierno adonde se cierran las puertas de las comodidades a los pobres dignos y merecedores de ellas; pues habiéndome opuesto a algunas encomiendas de consideracion que han vacado, me han preferido los que han tenido que dar por ellas tres mil y cuatro mil patacones. Y no se contentan los gobernadores con no dar al benemérito lo que de justicia y de derecho se le debe, sino que tambien le quitan la reputacion y el crédito,