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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

declarando por mas digno y por de mayores méritos al que nunca fué soldado ni supo lo que es servir a S. M. Este es el galardon y premio que tenemos en Chile los que habemos sido soldados y seguido el militar ejercicio; mui a la contra de lo que acostumbran estos bárbaros jentiles, que al que es valeroso soldado, que sustenta la asistencia de la guerra, le veneran todos, le dan lo que ha menester y el primer lugar y asiento en los concursos y parlamentos: y es con tanto extremo y cuidado esta costumbre, que si un forastero de los que se van de entre nosotros agraviados, aunque haya sido mortal enemigo de ellos, siendo valeroso y práctico soldado y de consejo, le anteponen a todos los caciques y toques principales, para que por su mano corran y se dispongan las cosas de la guerra. A este propósito, me trajo a la memoria mi desvelo lo que nos cuenta el sagrado texto de los del pueblo de Israel, que hallándose apretados y perseguidos de los Ammonitas, se congregaron los mas nobles ancianos para ir a donde habitaba Jephté, a pedirle favor y ayuda, habiendo ántes echádole de parte sus hermanos, y obligádole a retirarse a las montañas a ser capitan y caudillo de bandoleros; y habiéndose acreditado de valeroso, temido y respetado por tal, fueron con sumisas palabras a rogarle les defendiese de sus enemigos, y los gobernase como su príncipe, a cuya obediencia estarian todos sujetos y subordinados, porque pelease contra los hijos de Ammon. Esta es la obligacion del príncipe o del rei, dijo el ilustrísimo Villarroel, por cuya causa y a cuyo título se sujeta el pueblo a su obediencia y mandato. Respondió Jephté: ¿no fuísteis vosotros los que aborreciéndome y mirando mal mis acciones, me desterrásteis de casa de inis padres? y ahora me venis a buscar, apretados y compelidos de la necesidad y trabajo que os aflije? Estamos bien, dice Jephté: si forzados de vuestra afliccion y oprimidos de vuestros enemigos, venis a buscarme, yo quiero concederos lo que me pedis, para confusion y afrenta vuestra, y aun para castigo de lo que habeis usado conmigo. Y dijo mui bien, porque ¿qué mayor ni mas penoso se le puede dar a uno, que obligarle a la sujecion de su enemigo, ni qué mayor tormento, que haber menester hoi al que despreciaba ayer, pedir ayuda y favor al que se la negué cruel? Finalmente, es gran desdicha llegar a significar amor al que tuvimos mal afecto, ponerme debajo del amparo del que de mí está ofendido, porque no será maravilla no hallar en él proteccion ni seguro auxilio. Hace una cuestion Theodoreto sobre haber sido el arca del testamento cautiva y presa de los enemigos en tiempo del sacerdote Helí: que por qué causa lo permitió Dios N. S.; y responde, que por haberse valido de ella, teniéndola ofendida con no guardar la lei que dentro de sí llevaba. Y en este lugar dijo el ilustrísimo Villarroel estas siguientes palabras: verdaramente (dice) los delincuentes traian en la lei su proteccion y amparo; mas, como la quebrantaban y ofendian, llevaban consigo su total ruina y al vengador de su propio agravio; por lo cual no me maravillaria de que los Israelitas no hallasen defensa ni amparo en el protector