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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

autoridad del príncipe y su rejio mandato, con cuya órden y permiso se ha de principiar y trabar esta contienda. Porque a otra cualquiera persona privada de esta autoridad, no le es permitido ni dado principiarla ni moverla. Finalmente, esta autoridad de hacer guerra, conforme el natural órden a la paz conveniente (a cuyo fin y blanco debe encaminarse), ha de ser ventilada y conferida entre los príncipes superiores de las unas y otras partes, como lo resuelve el gran padre San Agustin y lo muestra así Ciceron. Y en cuanto al permiso del príncipe, si le hubo, o no le hubo, pase por ahora, que en otra ocasion (que se han de ofrecer muchas), apretarémos mas este punto, que claro está que los que principiaron estas conquistas de las Indias, tan remotas, traerian el necesario permiso para obrar conforme conviniese, mas no para ampliarle como nuestro ambicioso natural dictase.obsteroidingscomp La segunda que se requiere para la justificada guerra que se emprende, es que sea la causa justa de tal manera, que haya alguna culpa que merezca pena o castigo, la parte contra quien se cojen las armas en la mano. Y el gran padre San Agustin dice, que las guerras solo son justas cuando se encaminan a tomar venganza de algunas injusticias recebidas, o cuando una ciudad o ciudadanos no cuidaron de castigar y reprimir con efecto a los que de su parte hicieron algunos agravios y perjudiciales molestias contra otros, quitándoles o robándoles los bienes y las haciendas que conocidamente eran suyas, y no trataron de volverlas, ni recompensar el agravio. En tal caso, se justifica la guerra que se intenta, como la que hizo el patriarca Abraham a los cuatro reyes que despojaron a los de Sodoma, y entre ellos a su sobrino Lot y a toda su familia. Estas son guerras justas y lijítimamente emprendidas, porque hai causa suficiente para tomar venganza del agravio recibido. Vamos ahora a nuestro intento, y con esta cuestion en la mano, preguntemos y propongamos a los que apoyan y justifican esta guerra, las siguientes razones.nim oko Estos bárbaros infieles, que estaban quietos y pacíficos en sus tierras, sin hacer daño a los españoles, ni tener aun conocimiento de ellos, ¿qué causa lijítima dieron o hubo para entrarlos guerreando y atemorizando con estruendo de armas y caballos? qué consultas ni acuerdos se interpusieron entre los unos y los otros? qué capitulaciones principiaron? qué embajadas ni mensajes de paces recibieron? qué repugnancia ni contradiccion a sus propuestas, a sus razones y a sus requirimientos, parece que hicieron ántes de haberlos guerreado, perseguido y alborotado? que debian hacerlo los nuestros, y ellos repugnado su entrada y contradíchola, para que fuese la causa justa, y lijítima la guerra. Lo que sé decir es que ninguna de estas circunstancias parece haber precedido, ni en ningunos anales de esta conquista de Chille pienso que se halla tal razon; ántes lo que yo he averiguado y sacado en limpio, por informes de aquellos indios antiguos y algunos españoles, ha sido que los nuestros, despues de haber venido del Pirú conquistando los distritos de Chille, principalmente los de las fronteras para dentro (que