en descuentos de sus pecados los llevasen, ¿no fueran bienaventurados, como dice San Pedro? no fueran santos y justos si ofreciesen a Dios todos sus trabajos, ayunos y desnudeces? claro está, y fueran dignos de que el auxilio divino no les faltase y les sirviese de muralla y fuerte escudo para contra sus enemigos, como lo asegura Tertuliano. Pues, si con solo aplicar la voluntad a lo forzoso de la necesidad, la puede hacer virtud, y del veneno ponzoñoso sacar saludable antídoto; luego, con mas facilidad podrá el que milita en Chille tener mérito glorioso por abstinente y por desnudo, que el mas desvelado anacoreta en su retiro. Y ¿qué será la causa de que impacientes lleven los mas sus trabajos, y que desesperados emprendan algunas acciones indignas de quien son, con conocido riesgo de sus vidas? Yo lo diré, segun lo que he oido platicar a muchos pobres lastimados. Demas de las desdichas y miserias referidas, sienten con extremo los que tienen méritos personales y sirven con reputacion, ver premiados y preferidos a los que tasadamente han puesto los piés en tierra, sin haber aun reconocido los cuarteles, a unos por dependencias favorables, por criados de vireyes, por parientes y allegados de los que gobiernan, y a los mas por sus dineros, que es el corriente stilo que en estos tiemtos se platica. Y lo peor de esto es, que apénas vuelven al Pirú con cuatro dias de Chille, ocupados siempre en los oficios que hai que adquirir, y al instante les dan los mejores oficios que hai que pretender; y si por dicha sale algun benemérito con treinta y cuarenta años de servicios personales, a que un virei los honre, y premie sus trabajos en conformidad de las cédulas reales despachadas por nuestro Rei y señor con justificado celo, ha habido alguno que les haya pagado y remunerado sus servicios con decir, que son papeles de Chille, y que lo peor que tenian era haber servido tanto tiempo al Rei N. S. Este es el premio y galardon que al cabo de muchos años tienen los beneméritos de Chille, porque ha habido pocos vireyes que hayan atendido a ellos; a cuya causa se han reducido algunos soldados antiguos, en vej ecidos en el servicio de S. M., a ser tratantes, pulperos y mercaderes y buscar cuatro maravedises, aunque sean mal ganados, para merecer con ellos lo que con su personal trabajo no pudieron adquirir, como les ha sucedido a muchos que se han arrimado a este ejercicio, o a ser criados de los que gobiernan, porque por aquí tienen el premio mas asegurado, como lo dicen y hacen algunos superiores ministros, dando a entender que el asistirlos y servirlos a ellos es calidad de mayor mérito que servir a S. M. en sus reales ejércitos, oponiéndose al trabajo, gastando sus haciendas algunos y arresgando las vidas en su real servicio. Con que no me maravilla que los mas repugnen el continuarlo, y se hallen los ejércitos de S. M. sin la muchedumbre de soldados valerosos que solian asistirles; por lo cual nuestra monarquía se va hallando menoscabada cada dia mas y rodeada de guerras y trabajos, porque la universal cabeza es forzoso participe de los daños y dolencias de los miembros, esto es, de los ministros y súbditos que ha-
