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HISTORIADORES DE CHILE.

de su socorro, en veinte y cuatro pesos: ¿no pudieran estos aumentos dar grande cuerpo a este situado y suplir el gasto de ducientos y doce mil ducados que tengo dados por gastados en bastimentos y otros menesteres del ejército? claro está. Y estando en estas cuentas entretenido, solicitando ajustarlas, llegó a mí un curial, soldado antiguo y de obligaciones, que ha ocupado los puestos preeminentes de esta milicia, y me advirtió y dijo, que me olvidaba de lo mas esencial y del ladronicio mas patente y claro que se le hacia al pobre soldado, y es que de la gruesa de este situado sale el caudal para los zapatos que se le dan entre año, las vacas, el harina y los bastimentos, y todo lo demas que es necesario de municiones, pólvora, balas y cuerda; y para todo esto se dan por gastados los ducientos y doce mil ducados. Pues ¿cómo despues vuelven a quitar al soldado del sueldo que le señalan, los zapatos que recibe este año, y los bastimentos de carne y harina, que lo propio pudieran hacer con las municiones, pues todo se compra con la gruesa de este situado? Yo no lo entiendo y me reduzgo a que puede ser santo y justo, cuando hai ministros del Rei N. S. de toda confianza y crédito que sabrán dar salida a estas dudas y dificultades que por de fuera se nos ofrecen. Lo que sabré decir es, como experimentado, que a ninguno del ejército le dan su sueldo entero, como me ha sucedido a mí en tiempo que ocupé el oficio de maestro de campo jeneral; que teniendo cada año al pié de mil y setecientos pesos de sueldo, no me señalaron mas de mil y ducientos, y de estos me quitaron mas de cuatrocientos de las raciones de carne y harina. Esto es lo que no acabo de entender: si ya me quitaron del sueldo que me toca, al pié de quinientos pesos, y de la gruesa de este situado se saca el caudal que es necesario para los bastimentos, por cuya causa se minoran nuestros sueldos, ¿por qué lo volvemos a pagar otra vez, quitando del sueldo señalado las raciones? Luego, tres veces gan estos bastimentos: la primera de la gruesa del situado, que damos por gastados mas de docientos mil pesos; la segunda con lo que nos escalfan del sueldo señalado, que si tengo mil pesos, me dan mil y docientos, y de estos me vuelven a sacar (que es la tercera) lo que he gastado de carne, harina y zapatos; y así con los demas. Luego, tres veces se pagan estos bastimentos, y pienso que cuatro, porque con las creces que echan, si me habian de dar la ropa al costo que la traen, se minoran mas de otros ducientos patacones; y de tan mala data, que hubo año que no pude alcanzar una vara de bayeta, cordellate ni paño, que es lo mas esencial y menesteroso en una casa. Pues, si este socorro tiene un maestro de campo jeneral efectivo, ¿qué podrán decir los pobres soldados? que les dan lo que no han menester. Y se disculpan los ministros reales con decir, que aquellos jéneros traen, y que no tienen otros; pues [válgame Dios! digo yo, para qué reciben jéneros podridos, desechos de tiendas, y otros que no aprovechan al soldado pobre, y permiten que los que traen los situados, vendan públicamente los ruanes, bayetas, paños, bombasíes se y setecientos