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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

Con el freno enfurecido
Fuego sus narices brotan,
Los estruendos le alborotan
Y de la guerra el ruido.

sin duda colejí que el personaje referido llegaba de refresco a poner en ejecucion la voz del vulgo, y llevar adelante con su apoyo la dañada intencion de sus clamores, y que con efecto venia a poner término a mis dias; con cuya presencia mas atemorizado que de ántes, volví al cielo los ojos, y a nuestro Criador benigno, como a padre de misericordia, pude decir en mi alma, despues de oidas sus razones, lo que el profeta cantó aflijido en el mayor aprieto y en las mayores tribulaciones: invoqué a mi Dios, y su divina Majestad se sirvió de oirme; y en otra parte: clamé con todo mi corazon y con mi espíritu, en cuyo lugar dijo San Ambrosio: de la manera que con la boca clamamos esforzadamente cuando corporalmente clamamos, de la propia manera, cuando se clama spiritualmente es el clamor fervoroso con todo spíritu y el alma, si queremos alcanzar de Dios lo que pedimos. Así me sucedió en esta ocasion, pues cuando aguardaba ver de la muerte el rostro formidable, me hallé con mas seguras prendas de la vida.

CAPITULO VII.

En que se prosigue la misma materia.

Acercóse a nosotros el famoso Lientur, guerrero capitan como piadoso, y razonó de la suerte que diré. Lo primero con que dió principio, fue con preguntarme si yo era el contenido hijo de Alvaro: a que respondí turbado, que yo era el miserable prisionero. Porque lo que a todos era ya patente no podia ocultarlo mas mi.... en cuyas razones y apacible rostro.....me visto lastimado, triste y como captivo, eché de ver la afliccion y pesar con que se hallaba por haberme conocido en aquel estado, sin poder dar alivio a mis trabajos por no ser para librarme absoluto dueño. Volvió con esto los ojos a Maulican, mi amo, diciéndole las palabras y razones siguientes:

Tú solo, capitan esforzado y valeroso, te puedes tener en la ocasion presente por feliz y el mas bien afortunado, y que la jornada que habemos emprendido, se ha encaminado solo a tu provecho; pues te ha cabido por suerte llevar al hijo del primer hombre que nuestra tierra ha respetado y conocido. Blasonar puedes tú solo y cantar victoria por nosotros; a tí solo debemos dar las gracias de tan buena suerte como con la tuya nos ha comunicado la fortuna: que aunque es verdad que habemos derrotado y muerto gran número de españoles, y cautivado muchos, han sido todos los mas chapecillos (que así llaman a los soldados bisoños, sin oficios y desarrapados), que ni allá hacen caso de ellos, ni nosotros tampoco (repito lo que formalmente fué diciendo). Este capitan que llevas es el fundamento de nuestra batalla, la gloria de nuestro subceso, y el sosiego