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HISTORIADORES DE CHILE.

Transua

CAPITULO XXV.

08. od sodasinon eh colendiyy valdonedavoad la wch y slag op conT En que se prosigue el trabajo del soldado y sus miserias, de que se sacan algunos morales, y se prueba que en algunas cosas no tienen cumplimiento las órdenes de su majestad. oli offb omos moroido Sup geur con inLas miserias, penalidades y trabajos que habemos referido, con humanas acciones de ministros y superiores desatentos, tienen por su pan cotidiano los soldados de Chille, que pudieran decir con David, que en lugar de pan tenian por sustento la ceniza, y por su bebida la afliccion y pena; pues en muchas ocasiones les han dado de racion ceniza y tierra mezcladas con afrechos: que en otra parte juzgo que he significado de la calidad que son las harinas que se han traido en ocasiones del Pirú, que me han certificado algunos, que recojian los salvados de las casas para revolver con las que enviaban a este reino. Y todo se recibe sin repugnancia de ministros que se precian de puntuales y rectos, que en esto pareciera mui bien lo fuesen, y no en obligar a los pobres soldados, reciban semejantes jéneros a costa de su dinero, de su trabajo y sudor: que ha acontecido en ocasiones haberla echado a los perros y no poder arrostrarla. Bien ponderadas todas estas desdichas, penalidades y trabajos que por mayor he referido, ¿habrá quien pueda decir, que haya ejército alguno de S: M. mas oprimido, mas trabajado, ni mas mal socorrido que el de Chille, y con esto mas humilde, mas leal, ni mas sufrido? no por cierto, que las relaciones que tenemos de los de la Europa, es que en faltando la paga o el sueldo en un ejército, tiene licencia el soldado de ausentarse dél sin riesgo de la vida, ni aun de la reputacion; y en este reino estamos experimentando, que aunque un pobre desdichado haya servido treinta y mas años con mui limitado sueldo, si pide una licencia al cabo de su vejez, se la niegan. Pues ¡válgame Dios! señores ministros mayores y menores, ¿no ha servido mas de treinta años efectivos este miserable soldado, y se halla con mas de sesenta de edad, sin haberle enterado sus sueldos, de que le es deudor S. M. de mui gran parte de ellos, se contenta con que le dejen ir en paz a buscar su muerte con quietud y descanso? Es verdad todo eso que no se puede negar, me responderán algunos desapasionados. Pues ¿cómo le niegan una cosa tan justa, tan puesta en razon y cristiandad, cuando estamos experimentando y viendo cada dia borrar las plazas y dar licencias a infinitos que tasadamente han llegado a poner los piés en tierra, y a muchos sin haber reconocido ni aun los humbrales de un tercio, despues de haberlos honrado con los oficios [preeminentes de la milicia, se vuelven con mucho gusto a que en Lima les premien sus grandes servicios, como lo hacen los vireyes? 20totaein obutiqan lotas sallo Dirán algunos que esos caballeros tuvieron valedores y trajieron la recomendacion consigo, y otros entraron con suficiente caudad para solicitar sus medras, que es el mejor abogado de estos tiempos, cuan-