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HISTORIADORES DE CHILE.

AID HISTORIADORES DE CHILE. 382 docto. Dícese tener el rei muchas manos y largas (dice este autor), porque adondequiera tiene sus ministros, que con las suyas, obra todo lo que le parece, usando de ellas como propias. Con todo eso, me parece que a estos dilatados reinos pocas veces alcanzan, aunque son tan largos, sus reales brazos, por falta de legales ministros y confidentes súbditos, que no guardan ni cumplen sus órdenes como debian ser guardadas. Pruebo lo dicho con ciertas y evidentes acciones. ¡Cuántas cédulas reales hai en este reino en que S. M. con aprieto ordena y manda a sus presidentes y gobernadores, que los beneméritos, los conquistadores, sus descendientes, y los que personalmente estan continuando su real servicio, sean preferidos y antepuestos en las encomiendas, honrados en los oficios, y en las conveniencias y provechos sean los primeros! Esto no se cumple ni ejecuta en estos siglos, que en otros puede ser hubiese habido algun rebozo en vender públicamente los oficios y las encomiendas, y algun cuidado se hubiese puesto en remunerar con ellas a muchos pobres beneméritos, como sé que lo han hecho algunos gobernadores que se han preciado de ser legales y puntuales ejecutores de la justicia, que es dar a cada uno lo que conforme sus méritos es suyo, en conformidad de las órdenes y cédulas de S. M. Estas en ocasiones se atropellan y las mas veces no tienen cumplido efecto, porque descaradamente se quita el premio al que personalmente está sirviendo al Rei N. S., y al que ha llevado adelante los merecimientos de sus antepasados; y se lo dan al que solo ha sabido ser pulpero, mercader y asistente en sus haciendas, en sus chacras y heredades, con que granjean el premio y el galardon que el desdichado soldado benemérito tiene adquirido con su desvelo y trabajo. No me atreviera a decir con lisura y a cara descubierta, como dicen, estas manifiestas verdades, si no fuesen las obras tan patentes, y sin máscara alguna estas ventas públicas no se platicasen; que por haber pasado algunos lances y experimentado en mi daño ciertos tratos y cambios, referiré los que he tocado con las manos, con algunas circunstancias, pues son el principal blanco a que se encaminan estos discursos. En otras ocasiones he significado la continuacion con que he asistido en estas fronteras de guerra, ocupado en el servicio del Rei N. S. mas de treinta y cuatro años, y no quiero valerme de los aventajados servicios y méritos de mis padres y abuelos, que por conquistadores y antiguos, pudieran tener algun lugar sus herederos, como le han tenido y tienen muchos que sin personales servicios y con sobrados caudales, han gozado de estas preeminencias, como hoi las gozan, llevándose los oficios mas provechosos que se hallan en todo el Perú: válgome solo del celo y amor con que he deseado aventajarme en el servicio de S. M., oponiéndome a los peligros de la vida en que me he visto, y a los trabajos notorios que he tolerado y sufrido desde mis tiernos años, y gastado la hacienda que heredé de mis padres, como consta y parece por los honrosos papeles que me acompañan. Estos juzgando fuesen