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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

se adelantan en la opinion y mala querencia que en los unos y en los otros se ha reconocido, son los mas torpes, los mas ignorantes, y no de aventajadas obligaciones, que a tenerlas con algun discurso y moderada capacidad, no se pusieran a decir mal de sí mesmos, vituperando y escarneciendo los hijos a sus padres, ni los padres a sus hijos. Díganme los mas apasionados el oríjen que tenemos los naturales de las Indias: no es de los de España y de Castilla, cuya leche mamamos, cuya doctrina adquirimos, y cuya enseñanza gozamos, y de cuyos méritos nos valemos por primeros conquistadores y pobladores de esta América? Pues si esto es así, ¿qué razon habrá, ni lei, que contradiga a lo que es natural, y que se oponga al mandato y precepto de Dios N. S., que nos dice que honremos al padre y a la madre? En cuyo lugar notó San Buenaventura in speculo virginis, y San Epifanio en la oracion de laudibus virginis, a cuyas razones allegó las suyas San Methodio: hablando del divino decreto, dijo, que Dios N. S., para que su decreto y órden se observase y que en esta parte se aventajase a otros, toda la gracia y honor que pudo, comunicó a su madre. Y es obligacion de los padres aconsejar a los hijos cumplan con este precepto, como lo enseñó Tobias a su hijo; con que es forzosa obligacion honrar y estimar a los padres, ahora sean de prosapia humilde, o de conocida calidad, que, en la opinion de San Gerónimo, no hai nobleza mas esclarecida que la que está adornada de virtudes; que sin ellas no hai quien pueda blasonar de caballero, ni ostentarse noble. Los antiguos tenian juntos y pareados misteriosamente los dos templos de la virtud y el de la honra, y explica y da a entender el rei don Alonso el Sabio esta union y vecindad a nuestro intento, diciendo, que para que se entienda que sin pasar por el templo de la virtud, no se podia llegar al de la honra, y que por esta causa estaban así dispuestos. osebe A este propósito notó Ruperto que tratando la escriptura sagrada de la jeneracion del patriarca Jacob, solo hace mencion de Joseph, y no toma en la boca a ninguno de los demas; pues ¿no tuvo doce hijos? pregunta Ruperto, y responde ser así, absolviendo la duda. Es verdad, dice, que tuvo Jacob doce hijos; pero en Joseph solamente se conservó su posteridad, y fué reputado por lejítimo y verdadero hijo por cuanto en él permaneció constante la estimable hermosura de sus virtudes; y los demas, por haber dejenerado de las que heredaron de su padre, no los cuenta por hijos, ni hace caso ni mencion de ellos: con que queda manifiesto que la virtud es el principal fundamento de la nobleza y caballería, y que el que fuere virtuoso, será hidalgo y caballero, y como tal sabrá honrar a su padre, aunque sea no de esclarecida sangre ni de levantada dependencia. Que por eso dijo San Ambrosio, sobre el capítulo tercero de San Lucas, que quiso Cristo S. N. que en su descendencia hubiese malos y pecadores, para que el beneficio de nuestra redempcion se principiase de sus mayores, y para que ninguno juz-1 gase o entendiese que la mancha o mácula del oríjen pudiese ser a la virtud de estorbo; de adonde se colije (prosigue el santo) que no tiene