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HISTORIADORES DE CHILE.

el insolente presumido que blasonar nobleza ni hidalguía, ni tampoco con los delitos y manchas de su padre avergonzarse. Pueda el mas humilde ni [sic] despreciar la injuria de su bajo oríjen, ni la iglesia santa tenga hastio de ser de pecadores asistida, cuando nuestro Dios y Señor tuvo su oríjen y nacimiento de pecadores y malos; todas palabras hasta aquí de San Ambrosio. Esto baste para la obligacion que a los hijos en comun debe acompañar forzosamente: vamos ahora a las que deben tener los padres. Dejando aparte la doctrina y enseñanza, que es el primer paso que en amor de los hijos ha de dar el mas atento, ¿hai alguno que ignore que el afecto amoroso de los padres para los hijos es mayor que el de los hijos para con sus padres? no, por cierto, que bien claro nos lo manifiesta el texto sagrado. Conjuróse Absalon contra su padre, y públicamente le quitó la honra, y formó ejército copioso para privarle de la vida; y con todo esto dicen las sagradas letras, que lloró amargamente su desastrado fin y muerte con tanto extremo, que echó por la boca estas amorosas palabras: ¡Absalon hijo mio, hijo mio Absalon, quién pudiera trocar mi vida por tu muerte! En cuyo lugar ponderó San Gregorio Nacianceno los extremos del santo rei David por la muerte de un hijo traidor, de un tirano cruel y de un desenfrenado patricida: mirad (dijo) la eficacia y poder de la naturaleza, atended y considerad de la suerte que prevalece el amor paternal contra las ofensas, contra las injurias y maldades de un hijo inobediente, desmesurado y atrevido; todo lo atropella, todo lo vence un entrañable amor de padre. El santo y pacientísimo Job, dice el sagrado texto que cuando llegaron aquellos nuncios unos en pos de otros a darle las penosas nuevas de los estragos y pérdidas de sus haciendas y heredades, habiendo escuchado con toda mansedumbre y entero ánimo sus grandes y ponderosas ruinas por tres embajadores repetidos, cuando al último llegó el aviso de la pérdida y muerte de sus hijos, entonces se levantó rasgando sus vestiduras en señal del grande sentimiento que le aflijió el alma, y no pudo disimularlo, como lo notó San Basilio. Ningunas pérdidas (dice este santo), ningunos desastres de los acontecidos y escuchados al principio, los halló por dignos ni merecedores de sus lágrimas; mas, despues que le llegó el aviso de que se cayeron las casas sobre sus hijos e hijas y quedaron muertos, parece que le faltó a Job su mitísima [sic] paciencia, y no pudo la naturaleza disimular un tamaño dolor: entónces rasga las vestiduras en señal del amor paterno que les tenia, que verdaderamente son los hijos el alma y la vida de los padres.olindum Pues, si los mas santos y justos no pueden evadirse del natural afecto y entrañable amor, y en brutos animales se vé resplandecer esta ver lad con ventajas; luego, bien podrémos decir que a los que les falta este entrañable y paternal amor, aborreciendo a sus hijos y descendientes, y por lo consiguiente los hijos a sus padres, no tienen capacidad ni discursiva razon, y se podrá decir de ellos que son peores que los mas torpes e inmundos animales, y mas sevios y crueles que las fieras mas