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HISTORIADORES DE CHILE.

el mal afortunado subceso, y por dar algun alivio y consuelo a mi amado padre, que en tal ocasion estaria con el pesar y sentimiento que se puede colejir, por la pérdida de un hijo solo que tenia para ayuda de sus trabajos, de su vejez y de los achaques que de ordinario le asistian (que verdaderamente el amor de los hijos es incomparable, como lo notó con su acostumbrada agudeza San Pedro Crisólogo, diciendo que eran el deleitable fruto con que las cargas del conyugal yugo se solivian, y la honra y dignidad feliz del matrimonio; y lastimándose de la mujer stéril, dijo mas adelante, que tenia dos pérdidas, la principal el carecer del tesoro de la virjinidad, y la otra faltarle el consuelo de los hijos), determinó escribirle la siguiente carta consolativa, considerando que por no haberle querido dar crédito ni seguir su parecer, habia experimentado en nuestro daño tamaña pérdida:

CARTA SACADA DEL ORIJINAL.

Señor maestro de campo jeneral Alvaro Nuñez de Pineda. Aquí he llegado a este tercio de San-Felipe de Austria con harto sentimiento y pesar mio por la desgracia y pérdida que en él he hallado de mas de cien hombres, y entre ellos el señor capitan Don Francisco de Pineda, que no parece aunque se ha hecho particular dilijencia de buscarle entre los cuerpos muertos; con que se presume que irá vivo, y si lo va, tenga vm. por cierto que haré todas cuantas dilijencias fueren posibles para que vm. le vuelva a ver a sus ojos: que la desgracia suya es la que mas he llegado a sentir por lo que le estimaba y queria; y por el pesar tan justo que vm. tendrá, no hai sino es encomendarlo a Dios: que yo de mi parte no cesaré de hacer mis poderios por saber si va vivo, y poner todo mi esfuerzo por librarle ántes que yo deje este gobierno; y tome vm. esta palabra de mí, a que no faltaré con todas veras, poniéndole principalmente en las manos de nuestro Señor, el cual guarde a vm. muchos años y le dé el consuelo que deseo, etc.

REPUESTA DE ESTA CARTA.
Señor Presidente:

Cuando puse a servir al Rei nuestro señor a mi hijo Francisco en tiempo de tantos infortunios y trabajos, fué con esa pension, y yo no puedo tener mas gloria que él haber muerto en servicio de S. M., a quien desde mi niñez he servido con todo amor y desvelo. No he llegado a sentir tanto su pérdida, cuanto que en la ocasion que a V. S. dije y supliqué que reparase ese tercio para lo subcedido, me respondió que era mui a lo viejo: paréceme que no va subcediendo mui a lo mozo. Guarde Dios a V. S. como puede, etc.

Esta resuelta carta fué el total instrumento de mi bien y oríjen principal de mi rescate; porque atendiendo el gobernador a la sobrada razon de mi padre, y que por no haber hecho caudal de su consejo y