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HISTORIADORES DE CHILE.

que en aquellos tiempos antiguos y dorados los mas ancianos viejos daban la norma de gobernarse los pueblos y ajustaban las leyes a la razon. En estos nuestros siglos lastimosos quieren ser ya los mancebos y mozos presumidos maestros consumados, y los que con vanas presunciones quieren enseñar, y aun les parece pueden reprender a los ancianos. Oh cómo debian los tales vanagloriosos cursar en la escuela y aula del divino Maestro J.—C. Dios y hombre, de quien dijo el glorioso coronista San Lucas, que siendo deldoce años le hallaron en el templo en medio de los doctores, no enseñando (pudiéndolo hacer) ni dando preceptos, sino és oyendo y preguntando, sin menester ni necesitar oir ni preguntar para tenerlo decorado y previsto todo; en cuyo lugar dijo Orijines, que porque era pequeño y niño en la edad lo hallaron en medio oyendo a los mayores y preguntando; y esto, dice nuestro autor lo hizo Cristo Señor nuestro por acomodarse a la obra y ejercicio de sus tiernos años, para enseñarnos a los presumidos vanagloriosos lo que nos conviene y nos importa, y a los mancebos y mozos lo que es a sus edades mas propio y ajustado, y para que ántes oigan y aprehendan de los maestros ancianos, que enseñar pretendan a otros ni industriales, ni tampoco con vana obstentacion se ensoberbezcan ni se alaben. Pareció nuestro anciano en el teatro, como pudiera entre nosotros un concionador maduro, sabio y discreto, aconsejando y en algo reprehendiendo a los fronterizos que sustentaban la guerra y la seguian; cojió entre manos algunas razones de nuestro mensajero Mollbunante, sobre las cuales discantó de esta suerte al fin de su discurso. Despues de haber hecho la salva a los circunstantes caciques y hablado a cada uno dos o cuatro palabras, llamando por sus nombres, y ellos respondiendo como lo acostumbran, con el veicha que dicen ((que juzgo que en otra parte de este libro he significado de la suerte que hacen sus parlamentos), se volvió a la parte adonde estaba Mollbunante y los demas sus parciales y compañeros, y dijo con enerjía lo siguiente: Con mucha razon dijistes, Mollbunante, que estábais agradecido, juntamente vuestros deudos, parientes y comarcanos, a Maulican (soldado valeroso) por haber defendido y guardado a este nuestro amigo capitan, hijo de Alvaro, y a nosotros tambien os mostrábais obsequioso por haberle tenido con toda seguridad y regalo en nuestro distrito: ahora quiero yo preguntaros y deciros sobre vuestras propias razones, las siguientes. Si no se hubiera ofrecido la ocasion presente, de que vuestro cuñado Taigüelgüeno, se hallase preso, lastimado, aflijido y con patente riesgo de la vida, ¿acordárais os de este capitan, ni solicitárais su rescate con las veras y esfuerzo que lo haceis? no por cierto, respondió el mesmo orador; porque los fronterizos sois inclinados a matar españoles, sin atender ni mirar que los accidentes y subcesos de la guerra son varios y continjentes. Y si Maulican no hubiera defendido a su captivo pichi Alvaro, y pasádolo de esta banda del rio de la Imperial entre nosotros, no hallárais hoi con quien poder trocar a vuestro cuñado, y fuera mui posible haberle quitado la vida como a otros, si no hubiese ofrecido la de