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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

este capitan por ella. Es verdad, dijo Mollbunante, que estando para matarlo unos soldados crueles, le preguntaron por el hijo de Alvaro, y respondió que estaba vivo y con salud, retirado y defendido en estos vuestros distritos, y que tenia por sin duda, avisando a sus hermanos y parientes, que por su rescate y en trueque dél le llevarian. Veis aquí lo que importa (volvió a decir el cuerdo y maduro anciano) conservar la vida a los cautivos y no quitarla tan sin acuerdo a ninguno a sangre fría, que no es de corazones jenerosos; y os certifico de verdad, que cuando nosotros tomamos las armas en las manos contra los españoles tiranos que perseguidos y vejados nos tenian, solo en las batallas que tuvimos, puedo decir no me compadecí de ellos; pero despues que cautivos los miraba, grande dolor y pena me causaban y lastimada el alma me tenian, que verdaderamente no odiábamos ni aborrecíamos sus personas, que naturalmente nos llevaban el corazon y la vista sus trajes y vestiduras; a sus acciones y malos tratos, sí; a sus cudicias, a sus crueldades, a sus soberbias, y a sus inhumanidades, no podíamos sufrirlas y arrostrarlas. ¿No es esto verdad, Quilalebo? dijo a mi amigo; quien respondió el veillicha diciendo: es así, que como vos sabeis y es notorio en nuestro distrito, fué tanto el horror y aborrecimiento que me quedó de ellos, que aunque habia visto tantos cautivos, en tantos años nunca me inclinaba a comunicarlos, hasta que la asistencia de este capitan entre nosotros, y su comunicacion, su agrado, su compostura y tiernos años me han obligado a tenerle tal amor, que si en mi mano estuviese el impedirle el paso, y no fuese tan contra su gusto el asistirnos (porque claro está que le ha de tirar el amor de su padre y el de la patria), tened por sin duda que hiciera mucho de mi parte por tener conmigo su asisHOIDON tencia. Suraus sup Volvió el orador discreto a proseguir su parla, y por abreviar dejo muchas razones que a Mollbunante dijo, encaminadas a que no fuesen los fronterizos tan crueles ni tan inclinados (pasada la refriega) a derramar sangre de españoles; que la fortuna era vária, y se trocaban los tiempos por instantes; que hoi nos hallábamos alegres y contentos, y mañana doloridos y tristes, hoi libres y dueños de nuestras acciones, y mañana cautivos, presos y sujetos a voluntades ajenas. Y dijo escojidamente este jentil, porque no hai cosa que la fortuna no trastorne, trocando las prósperas dichas y felicidades en adversas suertes y infortunios varios: así lo notó San Pedro Damiano. Prosiguió nuestro viejo su discurso, volviéndose a hablar conmigo y a despedirse en nombre de toda su parcialidad, adonde habia sido mi comunicacion y asistencia mas contínua; y entre las cosas que me dijo mi huésped y camarada Tureupillan, fueron las siguientes y vos, capitan, amigo y compañero, que os ausentais de nosotros y nos dejais lastimados, tristes y sin consuelo, no os olvideis de nosotros, significando a los españoles vuestros hermanos y compañeros, que no somos tan malos ni de inclinaciones tan perversas como nos hacen; que aunque es verdad que el comun de los soldados es compuesto de mocetones solteros y de jente desgarrada, ociosa y atrevida como los