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HISTORIADORES DE CHILE.

niendo en órden segun el uso y costumbres de sus tierras; y esta era mas ancha que la cabecera, adonde asistian los caciques principales y capitanes de valor. En medio pusieron al soldado que trajieron liado para el sacrificio, y uno de los capitanejos cojió una lanza en la mano, en cuyo extremo estaban tres cuchillos, a modo de tridente, bien liados; y otro tenia un toque, que es una insignia de piedra a modo de una hacha astillera, que usan los regues, y está en poder siempre del mas principal cacique, a quien llaman toque, que es mas que cacique en su parcialidad, que, como queda dicho, es lo que llaman regue. Y esta insignia a modo de hacha sirve en los parlamentos de matar españoles, teniéndola, como he significado, el que de derecho le toca; y es el primero que toma la mano en hablar y proponer lo que le parece conveniente. Y si este tal gobernador o toque es mui viejo, o poco retórico, suele sostituir sus veces y dar la mano a quien le parece entendido, capaz y discreto; que adonde quiera tiene su lugar el buen discurso, y entre estos bárbaros se apropia el orador insigne el nombre de encantador suave, cuyo título dieron a los predicadores las antiguas letras, como lo notó San Herónimo sobre el lugar del profeta Isaías, que en algo se asemejan estos naturales a los pasados siglos. Cojió en la mano el toque o, en su lugar, una porra de madera que usaban entónces sembrada de muchos clavos de herrar, el valiente Putapichun, como mas estimado cacique por soldado de buena disposicion y traza en la guerra, y en el lenguaje veloz y discreto. Y haciendo la salva a todos los compañeros, habiéndose puesto en pié en medio de la plazoleta o calle referida, se acercó adonde [a] aquel pobrecito soldado le tenian asentado en el suelo, y desatándole las manos, le mandaron cojer un palillo, y [que] dél fuese quebrando tantos cuantos capitanes valientes y de nombre se hallaban en nuestro ejército. Y como el desdichado mozo era novel en la guerra, no tenia noticia de los que en aquel tiempo tenian opinion y nombre entre los enemigos, y le mandaron los fuese nombrando. Dijo que no conocia a los valientes; a que replicó Putapichun diciéndole: —¿Pues no conoceis a Alvaro Maltincampo (que así llamaban a mi padre)? —Sí conozco y tengo muchas noticias de él, respondió el desdichado. —Pues cortad un palito, y tenedlo en una mano: ¿al apo no conoceis? el toque le volvió a preguntar (que quiere decir gobernador). —Mui bien le conozco, dijo. —Cortad otro palito. —Al Maltincampo y sarjento mayor tambien los conozco, repitió el soldado. —Pues id cortando palitos. De esta suerte fué nombrando hasta diez o doce de los mas nombrados y conocidos, y le mandó cortar otros tantos palitos; los cuales le hizo tener en una mano, y le dijo: tened en la memoria a todos los que habemos nombrado y haced un hoyo para enterrar esos valientes; que habiéndole dicho de la suerte que lo habia de hacer, lo puso luego en ejecucion.

Acabada esta ceremonia, fueron tres capitanejos a sacar cada uno un cuchillo de los que estaban hados en la lanza que al principio dije, que significaban los utammapos, que son parcialidades de que se compone