Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/56

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
42
HISTORIADORES DE CHILE.

número de mas de 300 almas, y traido mas de 2,000 caballos. Y para seguir nuestra feliz suerte y dicha conocida, es necesario hacer un gran llamamiento con la cabeza de ese capitan que te pedimos, que es hijo de Alvaro, cuyo nombre está derramado y esparcido por toda la redondez de nuestra tierra; y su dicha y fortuna ha sido conocidamente en gran daño y perjuicio nuestro. Este es el que habemos menester para alentar y mover a los mas retirados, y para que no se excusen de acudir a nuestros llamamientos; y porque este cojan o junta de guerra que habemos hecho, sea con la solemnidad acostumbrada, tenemos este huinca (que quiere decir soldado o español) para sacrificarle a nuestro Pillan por los buenos aciertos que nos ha dado. Y tú has de ser el dueño de esta militar accion, como valeroso capitan y caudillo.

Acabadas de decir estas razones, los tres cuchillos que tenia en la mano, los clavó en triángulo a la redonda del hoyo que habia hecho aquel desdichado soldado, que asentado junto a él estaba, con los palillos en la mano que le habian hecho cortar ántes; allegóse luego al sitio y lugar adonde mi amo asistia en medio de dos amigos suyos, de aquellos que llegaron juntamente con nosotros, y lo sacó al lugar adonde él estaba razonando; y al salir del suyo y de adonde los demas asistian, me dejó encargado a los dos sus amigos y compañeros, y dejándome en medio de ellos, salió al palenque y ocupó el puesto de Butapichun, mas por la obligacion y empeño en que le pusieron, que por la voluntad que tenia de ejecutar cosa que no deseaba. Salieron otros dos ministros de ceremonias, que es imposible poderlas significar, ni decir de la suerte que ellos las hacen. El maestro de ellas era Butapichun, con el toque en la mano, que habiendo puesto a los sacrificadores en medio, le entregó a mi amo una porra de madera pesada sembrada toda de clavos de herrar, las cabezas para fuera, y el cuchillo que habia puesto hincado en medio de los dos, que representaba la parcialidad de Maulican mi amo y de los suyos; y los otros dos cuchillos, mandó a los acólitos o ministros, los cojiesen en las manos cada uno el que le tocaba, siendo el uno de la parcialidad de la cordillera y el otro de la costa. Con ellos y sus lanzas arboladas se pusieron a los lados del sacrificante, el cual se fué acercando al lugar adonde aquel pobre mancebo estaba o lo tenian asentado, despidiendo de sus ojos mas lágrimas que las que en los mios sin poder detenerse se manifestaban, y como dijo Ovidio, con la boca bebia sus corrientes lastimosas y con los oidos sus palabras:

Et lacrimas cernens in singula verba cadentes,
Ore meo lacrimas, auribus illa bibi.

Cuando sus lágrimas vi
De sus dos luces pendientes,
Entre suspiros ardientes
Con la boca las bebí: