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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

vites no han de ser escasos ni defectuosos; que mejor es no hacerlos, que faltar a lo ostentoso y espléndido que requieren.

CAPITULO XV.

En que se prosigue el ejercicio de aquel dia; y el entretenimiento que tuvimos en el paseo de la tarde y con la vista de una hermosísima sala de piedra cabierta de frondosos árboles. Pedí licencia, despues de haber dado fin a nuestros cántaros de chicha, para alargarme un rato por aquellas campañas y valles, que a la vista se mostraban alegres y apacibles con los rayos del sol que los hermoseaba; y habiéndomela concedido mi amo de buena gana, me dijo, fuese con los hijos de nuestro amigo y huésped, que a su lado le tenia, quien les ordenó me acompañasen, y a mi compañero el soldado, que asímismo me asistiese: con que salimos gustosos, y deseoso yo de divertir algo mis cuidados, que con varios pensamientos a ratos se me aumentaban. Dejamos el canto y el baile en su punto y fervor, aunque no con el concierto que a los principios, porque ya los pleitos, ruidos, llantos y sollozos de las mujeres borrachas, maltratadas de sus maridos y algunas descalabradas, eran mas que sonoros ecos ni alegres cánticos, pues los que sustentaban el baile se hallaban tan fuera de sus juicios y enronquecidos, que parece salian del infierno sus perversas voces. Agregáronse a nosotros algunos mas muchachos de buen gusto y humor alegre, que estaban ejercitándose en el juego de la pelota a su usanza, que es de grande entretenimiento y deleitable a la vista; porque es una contienda que tienen unos con otros con dos pelotas de viento, una de la banda de los unos y otra de los otros, y ellos desnudos en cueros, solo con unos punus, que son unas mantichuelas que les cubren las delanteras, tirándose las pelotas al cuerpo, enseñándose a librar de ellas, porque al que tocan con ella tantas veces como tienen señalado, que son como tantos o rayas, pierde lo que se juega o pone. Y estan algunos tan diestros en huir el cuerpo al golpe que les tiran, que es rara la vez que topan con ella, estando los unos de los otros tan cerca que no distan cuatro pasos; pero es verdad que no la pueden tirar sin hacer primero de la mano pala, suspendiendo la pelota en el aire. Otros mas pequeñuelos andaban con sus chucillos o lancillas adiestrándose en el manejo de las armas, que los unos y los otros no tienen otro ejercicio desde que nacen, y el del arco y la flecha, en que son aun los mas pequeños bien experimentados y diestros, porque se inclinan todos a estas 4CT naturales armas, que son memorables en los pasados siglos, pues era la mas comun y continuada entre los jentiles y entre los del pueblo de Dios, como en diversos lugares lo refiere el texto sagrado. El Profeta para Rei ordenó que con todo cuidado y dilijencia se ejercitasen sus soldados en el arco y flecha, luego que entró a gobernar su reino por fin y muerte del rei Saul, quien por su desdicha fué mal herido de los sajitarios palestinos; y así pregunta un autor grave, que por qué fué este cuidado en S NARRAC uebe