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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

Fuéronme llevando los compañeros el estero abajo por unas vegas apacibles y chaeras antiguas de legumbre, de adonde los chicuelos sacaban algunas papas de las que habian quedado de rebusco. Poco mas adelante se descubrian dos vistosísimas y hermos as copas de unos árboles frondosos, tan verdes y poblados de tupidas ramas y de verdes y anchas hojas, que obligaron al deseo a pedir con súplica a nuestros guiadores que nos acercásemos a ellos, pues la distancia de adonde nos hallábamos era corta; a cuya peticion y ruego me respondieron placenteros, que me alegraria con extremo de ver aquella casa, vistosa y agradable, adonde de verano se iban todos los mas sus vecinos y compañeros a dormir entre dia, despues de haberse refrescado en aquel copioso estero que esparcido bañaba aquellas vegas. Llegamos a aquel sitio deleitable, y dí una vuelta y otra a aquellas copadas ramas, que reparando con curiosidad al nacimiento de ellas, hallé que de dos árboles grandísimos se formaban aquellos chapiteles, que servian de techo a aquella sala. Un cristalino arroyo los regaba, que por entre peñas y sendas escabrosas decendia a lo profundo del hueco que formaba con arte, que en suma parecia un aposento bien obrado por una y otra parte de paredes de piedra niveladas, y por techo vistoso, las frondosas y copadas ramas, que a porfía, encontrándose las unas con las otras, a la cumbre subian a perficionar con gala aquel natural edificio. Descendimos a lo bajo, deseosos de ver el hueco de las peñas, y ántes de llegar a poner los piés en sus umbrales, pasamos por un hermoso valle cultivado, que por una parte le ceñia una canal honda y ahocinada del arroyuelo que por medio sec de dicho aposento se esparcia, y por la otra marjenaba sus fines el abundante estero que por cerca de las casas y ranchos que habitaban, se paseaba. Entramos en aquel espacioso hueco y hallamos dentro de él algunos altos y levantados catres o barbacoas, en que ponian las legumbres de porotos y maices al tiempo de las cosechas. Alegréme infinito con la vista de aquel aposento, agradable y digno de admiracion, y que estuviese en parte adonde no sabian hacer estimacion de aquel recreo, ni contemplar de Dios las maravillas grandes. En medio dél estaban dos árboles crecidísimos y derechos, sin hoja ni rama alguna hasta llegar a la cumbre, que tendrian de altitud mas de dos picas. Asentéme un rato adentro a contemplar atento las obras tan perfectas y acabadas del artífice supremo, Señor de todo lo criado, y a darle infinitas gracias de que entre aquellos bárbaros infieles me comunicase tantos favores y mercedes, hallando entre nuestros enemigos agasajo, amor y cortesía. Estando entre estos discursos varios, considerando tambien el estar ausente de mi padre, de mi casa y de los mios, enternecida el alma y pensativa, ocurrieron al entendimiento los siguientes versos a lo dicho y a lo deleitable de aquel aposento, que aunque en IN DECIB prosa y en verso quisiera pintar con arte la amenidad de aquel sitio, no podré darle la perfeccion que en sí tenia. CONCAC Folk Sup da ubay s T RE TOHA NARRACH