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HISTORIADORES DE CHILE.

LIRAS. Entre "marmóreos riscos, Cuyas guirnaldas verdes Phebo dora De famosos lentiscos, Principio cuyo humildemente adora Una fuente risueña Que por regar sus plantas se despeña, Formó naturaleza De brutescos peñascos aposento, Con tanta sutileza Que suspension causara al mas atento, Por ver que sus honduras Labran techumbres para sus alturas. Pabellones copados A aquesta cumbre sirven de edificio, Con arte orijinados De dos firmes columnas, que el bullicio De aquel cristal corriente Los sublimó por cima de su frente. Al son de sus corrientes, Imitadoras lágrimas envía Fenicio, viendo ausentes Los bienes que en un tiempo haber solia; Que siempre el desdichado Jamas conoce el bien si no ha pasado. Divertido y suspenso en mis memorias tristes me hallaron los muchachos en compañía del soldado, que se quedó a asistirme en el entretanto que fueron a bañarse y a sacar de los antiguos camellones algunas papas y legumbres, de que los mas vinieron bien cargados, y con deseos de volver al rancho; que nos dijeron que ya era tiempo de irnos retirando poco a poco, porque llevaban buenas ganas de beberse cada uno un cántaro de chicha. Con esto nos volvimos entreteniendo y haciendo grandes memorias de aquel tan apacible sitio como ameno valle: llegamos a la posada al tiempo que el sol nos iba ya ocultando sus lucientes rayos, y el aire delicado y fresco nos obligaba a buscar el abrigo y solicitar el fuego. Hallé a Maulican mi amo retirado a un rincon de la casa y apartado del concurso, desechando la embriaguez con el pesado sueño, desquitando la inquietud de la pasada noche, y todos los mas caciques principales de la mesma suerte reposando, y mi camarada Colpuche, como dueño y señor de aquel festejo, asentado al fogon con otros sus compañeros y amigos, con tal templanza y sosiego que me admiré de ver la que tenia, pues en todo el discurso del banquete no se privó totalmente del juicio, acudiendo a todo lo que era necesario para que en su casa no faltase lo conveniente al convite. Luego que entré por la puerta me llamó cariñoso y placentero, y asentándome a su lado me preguntó cómo me habia ido en el paseo, y si me habian llevado al