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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

rancho o casa de recreo que tenian para el verano en la campaña; y con grande encarecimiento respondiéndole que sí, alabé aquel paraje. Y de verdad que por mucho que quisiera decir de él, no sabré significar la hermosura de los árboles, lo copado de sus cumbres, lo lineado de las piedras, lo compasado del sitio y lo deleitable del arroyo, con las demas circunstancias de amenidad vistosa. Allegaron conmigo algunos de los muchachos que me acompañaron, que parece que con la comunicacion y agradable semblante que les mostraba, se arrimaban a mí con voluntad y afecto; y los hijos de mi camarada y amigo Colpoche me sacaron luego un cántaro de buen porte, no de tan buena chicha como la que a los principios se gastaba, aunque para ellos juzgo que era la mejor y mas gustosa por estar fuerte, picante y pasada de punto: con ella brindé a mi amigo y a los muchachos compañeros de nuestro entretenimiento, y a breve rato dimos fin a nuestra porcion y bebida; algun tiempo mas nos dilatamos en várias conversaciones que tuvimos, y despues de haber cenado con la misma abundancia que de ántes habíamos comido, considerándome cansado, mi camarada me envió con un hijo suyo a que nos fuésemos a descansar y a dormir cerca de adonde estaba Maulican mi amo durmiendo; y una de sus mujeres, madre del muchacho que me llevaba, fué a hacer la cama, en que nos acostamos él y yo con mucho gusto. Y todos los demas iban haciendo lo propio, fatigados de tanto como habian bebido, cantado y bailado, que aun a los que solo escuchábamos las voces, los gritos y tamboriles, nos tenian cansados y quebradas las cabezas. Este fué el ejercicio y entretenimiento de aquel dia hasta que en aquel humilde lecho le dimos fin con el sosiego y reposo, representando en él una viva imájen de la muerte, que su memoria al acostarme me hizo repetir mis devociones con afecto y acabarlas con el psalmo sesto del Rei Profeta; que rumiando sobre él aquella noche, dolorido y lastimado de mis culpas y pecados cometidos contra nuestro Dios y Señor, le traduje por la mañana en nuestro castellano idioma de la suerte que mi corta intelijencia pudo penetrarle; y con él darémos fin a este capítulo, de la manera que abrochamos las cortinas negras de la noche alabando al Señor de cielos y tierra, dándole infinitas gracias por los beneficios recibidos de su bendita mano. Ps. 6. Domine, ne in furore tuo arguas me, neque in ira tua, corripias me. Miserere mei, Domine, quoniam infirmus sum. Saname, Domine, quoniam conturbata sunt ossa mea, et anima mea turbata est valde. Sed tu, Domine, usquequo? TRADUCCION. Que no me arguyas pido, Señor, a tu grandeza, ni en tu rigor airado me pidas larga cuenta. Habe misericordia de mi flaca miseria, sana los huesos duros. que con culpas se mezclan. El ánima turbada está con tal violencia, que faltan los sentidos,