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HISTORIADORES DE CHILE.

constante, como lo notó Eusebio Galicano y nos lo da a entender el ilustrísimo Villarroel sobre el cap. 19 de los Jueces. Salió el levita que refiere nuestro intérprete, en demanda de su mujer ausente, que a casa de sus padres se habia ido, y llegando a ella, le recibió el suegro con grande consuelo y alegría, hospedándole magnífica y spléndidamente, con todo amor y regalo; y al cuarto dia, con grandes ánsias determinó salir con su mujer y volverse con toda brevedad a su morada y casa. El suegro con apretadas súplicas le detuvo aquel dia, significándole el gusto y placer que con su compañía y buena vista se gozaba, a cuyos ruegos y persuasiones contínuas obedeció forzado; con que al quinto dia, sin poderle detener mas una hora el suegro con festejos, convites y alegres entretenimientos, atropellando sus razones se fué con toda presteza. Verdaderamente que es para maravillarse, que de ninguna manera pudiese el suegro detener ni obligar al yerno con el amor, con el agrado, con la cortesía, ni con el spléndido y regalado hospedaje, a que ni una hora quisiese detenerse mas en su casa. Pues, ¿qué seria la causa de tanta priesa? pregunta nuestro gran arzobispo. Y responde expeperimentando lo que siente. ¿Sabeis por qué (dice) tenia puesta la mira y el deseo en el amor de la patria y en volverse a ella? Porque todo cuanto placer y gusto fuera de sus límites gozaba, le servia de penoso tormento y de fastidio, porque no hai cosa mas agradable ni mas dulce que el propio suelo. Pues corramos ahora con nuestro intento. Madrugó Maulican mi amo ántes que rompiese el dia, porque aunque habia tenido mui a su medida el gusto, y grandes y spléndidos banquetes con regocijos y bailes, acompañados con cantos y tamboriles y clamor de trompetas y flautas, deseaba con extremo llegar a ver su familia y casa. Porque no hai nacion en el mundo que tanto estime y ame el suelo donde nace, como esta de Chile, pues se ha visto en ocasiones llegar a cautivar algunos indios de los mas ancianos y viejos, y por no salir de sus tierras, permitir los hiciesen pedazos ántes que tener vida fuera de sus límites y contornos, y otros por sus mismas manos haberse dado la muerte, habiendo pedido ántes encarecidamente a los que los cojieron y cautivaron, que les quitasen las vidas y los dejasen muertos en sus tierras, y no habiéndoselo querido conceder, haber ejecutado lo que he dicho, con arrogancia y soberbia desmedida, ántes que dejarse sacar vivos de sus tierras y ranchos, teniendo por felicidad regar con su sangre valerosamente sus contornos. ¿Puede el amor de la patria llegar a mayor extremo? no por cierto, ni aun a tanto, porque la vida es mas amable que ella. Poco despues de haberme despertado Maulican mi amo, dispusieron el fuego, las ollas y asadores las mujeres del dueño de aquel rancho, que era nuestro camarada y huésped, para darnos de almorzar con toda ostentacion y espléndido aparato. Levantóse Colpoche, mi grande amigo y el principal mantenedor de aquel festejo, cuidadoso de nuestro viaje, para lo cual envió luego a traer los caballos (que habian ya co-