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HISTORIADORES DE CHILE.

pantelo igral 72 HISTORIADORES DE CHILE. acabados unos cántaros de chicha salian otros, hasta mas de las dos de la tarde no pudimos.

CAPITULO XVII.

De como nos despedimos de los amigos, y yo de mi compañero el soldado con gran ternura; y de los trabajos y penalidades que padecimos mi amo y yo aquella noche y otro dia en el camino. Cerca de las tres de la tarde seria cuando Maulican trató de despedirse, dejando a los demas amigos y compañeros en grande fiesta y concurso entretenidos; que en esto se puede conocer el deseo grande con que estaba de llegar a su casa. Pues siendo naturalmente todos estos indios inclinados con extremo a estas borracheras, bailes y bodas, que por hallarse en ellas suelen atropellar muchos imposibles y dilatarse dias, venció su natural inclinacion y dió de mano al gusto por entónces. Despedímonos de los amigos, principalmente de nuestro huésped, que me abrazó con demostraciones de pesar y sentimiento, considerando los peligros y riesgos de la vida en que me habia de ver por allá, por cuya causa rogó a mi amo con encarecimiento que mirase por mí, y si queria asegurarme y librarme de las traiciones de sus compañeros, que no me tuviese en su casa; que él avisaria de todo lo que tratasen los de su parcialidad y regue (que es lo propio), que los caciques de ella habian sido los que en el camino dispusieron enviar por mí las pagas que ofrecieron, luego que llegásemos a las tierras de mi amo, en conformidad del trato que se efetuó en el pasado parlamento. Apartéme a un lado de los demas a despedirme y abrazar a mi compañero el soldado, y en un buen rato no pudimos hablarnos palabra el uno al otro; porque nos faltaba ya el consuelo de comunicarnos y lamentar juntos y en compaña nuestros trabajos y desdichas, que es gran consuelo de los aflijidos tener con quien llorarlas y sentirlas. Porque aquel que a solas las padece, es el que verdaderamente las siente con extremo: así lo dijo Marcial en la epigrama de Gelia: Non luget quisquis laudari, Gelia, querit: Ille dolet vere, qui sine teste dolet. No siente tanto el pesar el que acompañado llora, porque el dolor se minora, teniendo con quien llorar. Mas quien solo ha de pasar sus penas y desconsuelos, con voces rompa los cielos, pues le faltan los amigos que le sirvan de testigos en sus mayores desvelos. Abrazados estuvimos un buen rato en presencia de muchos que esIma