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Hemos cumplido el calendario que se trazaran los que planificaron esta obra y ahora puede recibirla de manos del Subsecretario de Relaciones, Aníbal Palmar, el señor Jean Pierre Martin, representante de las Naciones Unidas. Y, desde hoy, hasta que termine la Conferencia será la UNCTAD la que tenga la responsabilidad de la marcha de la Asamblea y de este organismo. Y cuando los delegados se marchen y lleven en sus pupilas la visión de un Chile con sus montañas nevadas, sus lagos, sus bosques milenarios y su amplio mar, cuando recorran nuestras ciudades y nuestros campos, quedará impresa en su recuerdo la geografía de esta tierra, pero, más que nada, la geografía humana del hombre y la mujer de nuestra Patria.

Se llevarán grabado —y yo sé que no se borrará— la labor silenciosa fecunda y creadora de todo un pueblo profundamente patriota que cree en el destino de esta tierra tan nuestro, que tiene que proyectarse en su acción, en su creación y en su fe en el destino colectivo que históricamente tenemos que realizar.

Y cuando este edificio haya cumplido su labor, el edificio material que ha de levantarse tendrá como emblema, en el mástil de la historia, la bandera de reivindicación de los pueblos que quieren cambios profundos en las relaciones internacionales, políticas, económicas y sociales, entonces estos edificios darán paso al Instituto Nacional de la Cultura, para que las universidades participen dándoles vida, para que fundamentalmente nuestra vieja universidad, la Universidad de Chile, tenga la responsabilidad superior junto al Ministerio de Educación.

Eso es lo que queremos, que aquí en el corazón de Santiago venga el pueblo a ver el teatro, el cine, la danza, la música, a oir las Conferencias y a dialogar. Y, entonces, estoy seguro que los compañeros obreros de UNCTAD vendrán con su familia, como estuvieron en el tijeral, para estar ahora en otro tijeral de un contenido distinto y más permanente y pienso que esa cafetería, que tendrá el acento de hombres que traen un lenguaje distinto de otros países, será mañana el centro de atracción de miles de muchachos universitarios o estudiantes ya que es mi propósito dedicarlo a ellos, para que se reúnan e inviten a los trabajadores a algo más que un restaurante, para comer materialmente en un restaurante, donde encuentren, también, el pan espiritual.