discutir (RISAS). Ahí sí que ya es la suprema verdad. Sí compañeras. Ese es el maná espiritual que recibe mucha gente en este país.
Y por eso (GRITOS DE: ¡NO AFLOJE PRESIDENTE!) —con esto
voy a terminar porque si no los profesionales me van a echar cuando llegue allá— y por eso compañeras, no, compañeras: si no voy a aflojar nada (OVACION).
Compañeras, lo que me interesa si —compañeras, con esto voy a terminar— lo que me interesa sí, es que se entienda que el proceso chileno es un proceso distinto a otros procesos revolucionarios, o a otras revoluciones. Porque un proceso es avanzar a una revolución. Es distinto a la revolución que se hizo para que naciera el capitalismo, por ejemplo: la revolución francesa. Es distinta la revolución hecha después, la Socialista, en Rusia, en esa época, la Unión Soviética hoy día, o en China o en Cuba.
Por eso, yo tengo una limitación de acuerdo a la realidad chilena y que tengo que respetar: es el marco jurídico, es la Constitución, es la Ley.
Yo no puedo vulnerar ese marco, porque si lo hago debilito mi propia estabilidad. Eso le cuesta entenderlo a la gente, pero hay que entenderlo.
Yo mantendré esa determinación mientras—por cierto— ellos se mantengan también dentro de los cauces jurídicos. Pero si nace la violencia contrarrevolucionaria y ellos rompen ese marco nosotros contestaremos con la fuerza de la ley y si no basta a la violencia contrarrevolucionaria contestaremos con la violencia revolucionaria (OVACION).
Hay que entender, compañeras, y óiganlo bien, las Fuerzas Armadas de los países Socialistas no tienen las características de nuestras Fuerzas Armadas, pero las Fuerzas Armadas de Chile son muy distintas a las Fuerzas Armadas de otros países de este Continente y de otros Continentes (APLAUSOS).
TAF/sgm.