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Pensé, y tuve razón, que las Fuerzas de Carabineros podían cumplir con el duro deber que se les imponía y que también era un aporte decisivo la presencia de los trabajadores en las calles. Si grupos fascistas insolentemente durante meses han desatado la violencia en Santiago y en provincias y han levantado barricadas, y se han quemado fardos de papel y neumáticos; si se ha atentado contra locales de los partidos populares; si se han tomado toda clase de medidas, para facilitar la acción directa en contra de los militantes de la izquierda, ¿por qué no pueden salir los trabajadores a apoyar con su presencia masiva a su Gobierno, al Gobierno del Pueblo? Quiero agradecer públicamente su actitud, que demuestra su confianza, su voluntad, su decisión, al igual que a los Partidos que integran la base política del Gobierno Popular.

En la mañana del día viernes, el diputado señor Cerda concurrió al Ministerio del Interior acompañado del señor Amunátegui. Ellos querían que se autorizara una marcha y no se había pedido el permiso para ello. Hablaron con el Ministro del Interior, que les dió las razones lógicas por las que no accediera a esta petición. Les dijo que estaban autorizadas concentraciones de estudiantes y que estaban resguardadas por las Fuerzas de Carabineros. El Gobierno impediría que se enfrentaran los estudiantes y los integrantes de la oposición que se habían concentrado frente a la Universidad de Chile y la Universidad Católica; que impediría que se enfrentara a los trabajadores que estaban, fundamentalmente, en la Plaza de la Constitución.