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bahía blanca

el Beagle estuvo en la ciudad del Cabo hice una excursión de algunos días tierra adentro, que bastó, por lo menos, para hacer más inteligible lo que había leído.

El Dr. Andrés Smith, que, a la cabeza de sus audaces compañeros, ha conseguido últimamente pasar el trópico de Capricornio, me hace saber que la parte meridional de Africa, considerada en general, es indudablemente un país estéril. En la costa Sur y Sudeste hay algunos bosques magníficos; pero, con estas excepciones, el viajero puede pasar días y días por llanuras francas cubiertas de escasa y raquítica vegetación. Es difícil formar idea exacta de los grados de relativa fertilidad; pero con toda certeza puede afirmarse que la cantidad de vegetación producida en cualquier época del año en la Gran Bretaña [1] excede quizá diez veces a la cantidad de un área igual en las regiones interiores de Sudáfrica. El hecho de que las carretas de bueyes pueden viajar en cualquier dirección, excepto cerca de la costa, sin detenerse a cortar arbustos mas que alguna media hora de cuando en cuando, suministra quizá una idea más completa de la escasez de vegetación. Ahora bien: si fijamos la atención en los animales que habitan esas extensas llanuras, hallaremos que su número es extraordinariamente crecido y su tamaño inmenso. Podemos enumerar el elefante, tres especies de rinocerontes, y probablemente, de acuerdo con el Dr. Smith, otras dos; el hipopótamo, la jirafa, el búfalo—tan grande como un toro de tres años—y el alce, y como animales algo menores, dos cebras y el quaccha, dos gnus y varios antílopes mayores aún que estos últimos [2]. Podría suponerse que aunque las especies


  1. Al expresarme así quiero decir que excluyo la cantidad total que en un período dado puede haber sido producida y consumida.
  2. El elefante (en swahili, tembo; en masai, ol-tome; en Lu-