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cap.
darwin: viaje del «beagle»

es bastante largo el ganado ñata pace con la lengua y el paladar tan bien como el ganado común; pero en las grandes sequías, cuando perecen tantas bestias, la raza ñata se halla en condiciones desventajosas, y desaparecería si no se la cuidase; porque el ganado vacuno común, así como los caballos, se sostienen recogiendo con los labios palitos y astillas de caña, cosa que los ñatas no pueden hacer bien por no juntarse sus labios, y, consiguientemente, sucumben antes que el ganado ordinario. Este hecho me impresionó por ofrecer un buen ejemplo de lo difícil que es apreciar por los hábitos de vida ordinarios en qué circunstancias puede producirse la rareza o la extinción de una especie, cuando esas circunstancias se presentan sólo en largos intervalos.


19 de noviembre.—Después de pasar el valle de Las Vacas dormimos en la casa de un norteamericano que explotaba un horno de cal en el arroyo de las Víboras. Por la mañana fuimos a caballo a un cabo que forma la margen del río, llamado Punta Gorda. En el camino intentamos dar con algún jaguar. Había muchos rastros frescos, y visitamos los árboles en que, según creencia general, se afilan las uñas; pero no logramos levantar ninguno. Contemplado desde aquel punto, el río Uruguay presentaba a nuestra vista una imponente masa de agua. Por la limpidez y rapidez de su corriente, su aspecto era muy superior al de su mismo vecino el Paraná. En la costa opuesta varios ramales del último río penetraban en el Uruguay. Como brillaba un sol espléndido, podían verse con perfecta distinción los dos colores de las aguas.

Aprovechamos la tarde para continuar nuestro viaje a Mercedes, en el río Negro. Al llegar la noche pedimos que nos admitieran a dormir en una estancia con que tropezamos. Era una finca enorme, que tenía 10 leguas cuadradas, y su dueño figura entre los prin-