mentales o instintos adquiridos que se convierten en hereditarios; pero tratándose de animales en estado de naturaleza, ha de ser siempre más difícil descubrir casos de conocimiento adquirido y conservado por virtud de la herencia. En cuanto a la esquivez de las aves respecto del hombre, no hay modo de explicarla sino por hábito adquirido: pocas aves jóvenes suelen recibir daño del hombre en Inglaterra, al menos relativamente, si se limita la observación a un año cualquiera, y, no obstante, casi todas, incluso los pollos, huyen de la gente. En cambio, en el Archipiélago de los Galápagos y en las islas Falkland las aves han sido perseguidas y cazadas por viajeros y colonos, y a pesar de ello no han aprendido a temer al hombre. De estos hechos podemos inferir el enorme trastorno que debe de causar en un país la introducción de un nuevo animal de presa antes que los instintos de los seres indígenas se adapten a la astucia o fuerza del intruso [1].
- ↑ En 1831 el coronel ecuatoriano Ignacio Hernández tomó posesión del archipiélago en nombre de su Gobierno, y se estableció una pequeña colonia en las islas.—Nota de la edic. española.