CAPITULO XVIII
20 de octubre.—Terminada la inspección del Archipiélago de los Galápagos zarpamos con rumbo a Tahiti, y emprendimos nuestra larga navegación de 3.200 millas. Al cabo de unos cuantos días salimos de la sombría y nebulosa región oceánica que durante el invierno se extiende a gran distancia de la costa de Sudamérica. Entonces disfrutamos de un tiempo claro y brillante, mientras avanzábamos a razón de 150 ó 160 millas por día, sintiendo el efecto constante del alisio. La temperatura en esta parte central del Pacífico es más alta que en las cercanías de la costa americana. El termómetro del camarote de popa osciló noche y día entre 26,6 a 28°,5, lo cual era deliciosísimo; pero con uno o dos grados más el calor se hacía opresivo. Pasamos a través del Archipiélago Low o Peligroso, y vi varios de esos curiosísimos anillos de coral que apenas sobresalen del agua y han recibido el nombre de Islas de Laguna. Una playa de brillante