nándose la vida dedicados a cazar en los bosques. Al avanzar los blancos, se han extendido por el territorio perteneciente a diversas tribus. Estas, aunque rodeadas así de europeos, conservan sus antiguos distintivos, y a menudo guerrean unas con otras. En un encuentro que tuvo lugar últimamente, los dos bandos beligerantes eligieron con especial empeño para combate el centro de la aldea de Bathurst. Por cierto que esta circunstancia sirvió de mucho a la tribu derrotada, porque los guerreros fugitivos se refugiaron en las barracas.
El número de aborígenes decrece rápidamente. A pesar de lo mucho que recorrí el país, no vi mas que pequeños grupos y unos cuantos muchachos, recogidos por los ingleses para educarlos. Débese, sin duda, este decrecimiento a la introducción de bebidas espirituosas, a las enfermedades importadas de Europa (algunas de las cuales, como el sarampión [1], con ser una dolencia benigna, causa estragos entre los naturales) y a la gradual extinción de los animales salvajes. Dícese que perecen invariablemente muchísimos niños al poco tiempo de nacer, a causa de la vida errante de los padres. Cuando más escasean los alimentos, mayor necesidad tienen las tribus de vagar de un sitio a otro, y de ahí que la población, aun sin las mortandades producidas por el hambre, decrece con extraordinaria rapidez, en comparación de lo que ocurre en países civilizados, donde los padres, aunque se perjudiquen trabajando con exceso, no destruyen su descendencia.
- ↑ Merece notarse que una misma enfermedad se presenta como más o menos grave, según tos diferentes climas. En la pequeña isla de Santa Elena, la introducción de la escarlatina se considera como una plaga. En algunos países, las afecciones contagiosas atacan de distinto modo a los extranjeros que a los naturales, de lo que hay ejemplos en Chile y, según Humboldt, en Méjico: Polit Essay New-Spain, vol. IV.