Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo II.djvu/379

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
xxi
359
de la isla mauricio a inglaterra

anhelos que, según observa sir J. Herschell, experimenta el hombre, aunque tenga plenamente satisfechas las necesidades corporales. La excitación causada por la novedad de los objetos y la probable esperanza del éxito le impelen a redoblar sus esfuerzos. Además, al paso que pierde pronto su interés la multiplicidad de hechos aislados, el hábito de comparar conduce a la generalización. Por otra parte, como el viajero permanece por poco tiempo en cada lugar, sus descripciones consisten generalmente en meros esquemas, en lugar de entretenerse en observaciones minuciosas. De aquí nace, como por experiencia he tenido ocasión de aprender, una tendencia constante a llenar los claros y lagunas de la ciencia con hipótesis descuidadas y superficiales.

Tan hondas satisfacciones he gozado en mi viaje, que no puedo menos de recomendar a los naturalistas, aunque no esperen ser tan afortunados en sus campañas como yo lo he sido, que aprovechen toda ocasión de viajar, por tierra, si es posible, y si no, emprendiendo una larga navegación. Seguros pueden estar de no tropezar con dificultades ni peligros excepto en raros casos, tan graves como los previstos de antemano. Por lo que hace al efecto moral, los resultados deberán ser adquirir paciencia jovial, libertad de sí mismo, hábito de obrar por cuenta propia y de hacer lo mejor en cada caso. Dicho en dos palabras: el viaje deberá comunicar parte de las cualidades que distinguen a la mayoría de los marinos. Otra de las enseñanzas consiste en ejercitar una prudente cautela; pero al mismo tiempo hallarán con grandísima frecuencia personas de buenos sentimientos a las que no habían conocido ni volverán a tratar, y que, no obstante, se apresurarán a ofrecer su desinteresada ayuda.

FIN DEL SEGUNDO Y ÚLTIMO TOMO