sos de los Estados-Unidos, como tambien el carácter de su pueblo, son los resultados de la seleccion natural de los hombres más atrevidos, enérgicos y emprendedores de todos los puntos de Europa, que durante las diez ó doce últimas generaciones han emigrado á ese gran país, prosperando rápidamente en él; esa opinion, decimos, es bastante verosímil. Considerando el porvenir, no creo exagerada la opinion del Reverendo M. Zincke, cuando dice; «Todas las demás séries de acontecimientos,—como las que han resultado de la cultura intelectual en Grecia, y las que ha ofrecido el imperio romano—sólo parecen tener objeto y valor cuando se las enlaza ó mejor cuando se las considera subsidiarias á la gran corriente de emigracion anglo-sajona dirigida hácia el Oeste. Por oscuro que sea el problema del progreso de la civilizacion, podemos siquiera ver que una nacion que, durante un largo período, ha producido mayor cantidad de hombres de elevada inteligencia, enérgicos, bravos, patriotas y humanitarios, prevalecerá en general sobre las ménos civilizadas.
La seleccion natural resulta de la lucha por la existencia, y esta de la rapidez de la multiplicacion. Es imposible que no deploremos amargamente—dejando aparte la cuestion de si hay ó no razon para ello— la prontitud con que el hombre tiende á aumentar en número, prontitud que impulsa á las tribus bárbaras á la práctica del infanticidio y otros males, y produce en las naciones civilizadas la miseria abyecta, el celibato, y los matrimonios tardíos, en las personas previsoras. Debiendo el hombre sufrir los mismos males físicos que los demás animales, no tiene ningun derecho á eximirse de aquellos que resultan del combate por la vida. Si no hubiese estado sometido á la seleccion natural, de seguro que nunca se ele-