dejando ver uno de los caninos. Tales actos son evidentemente, en el hombre, restos de costumbres hereditarias que han sobrevivido á las causas que las produjeron, y que pueden considerarse, del mismo modo que los órganos rudimentarios, como últimos vestigios de antiguos órganos que, gradualmente, han llegado á sernos inútiles.
Algunos naturalistas y filósofos hablan fijado ya su atencion en estos hechos, y tratado de explicarlos, más ó ménos satisfactoriamente. Darwin no se ha limitado á aprovecharse de las observaciones de sus predecesores, sino que por sí mismo ha practicado numerosas cuanto detalladas investigaciones; ha observado los fenómenos de expresion en muchas especies de animales, y sus vastísimos conocimientos en ciencias naturales le han permitido recoger inapreciables datos sobre las especies restantes. Ha llegado á someter sus propios hijos á sus numerosos experimentos. Trabando relaciones con habitantes de las regiones en que aun viven tribus salvajes, ha logrado comparar los movimientos fisiognómicos de las diferentes ramas de la humanidad, cerciorándose de su identidad ó semejanza. Se ha informado detalladamente de los fenómenos de expresion más notables de los locos, estudio curiosísimo bajo este punto de vista, ya que casi siempre obedecen ciegamente á los impulsos de una pasion predominante. Finalmente, más de una vez ha recurrido á la expresion de los sentimientos en las obras maestras del arte y en las descripciones de poetas y novelistas. No ha desechado ni olvidado ninguna de las fuentes en que podia encontrar datos para hacer su obra más sólida y más completa.
Su teoría consiste en reducir á tres principios generales la explicacion de todos los fenómenos de expresion. Es el primero el de la asociacion de hábitos útiles al individuo; da al segundo el nombre de principio de antitesis; el tercero es el de las acciones que, independientes de la voluntad y casi hasta de las costumbres, se refieren esencialmente á la constitucion del sistema nervioso.