Yo la adoré de niño,
Sobre mi corazón la puse un día;
Imán de mi cariño
Llamé la flor de la esperanza mía.
Ella creció en mi seno
Gallarda, seductora,
Y yo de gojo y de ventura lleno
La alimenté en mi seno hora tras hora.
Mas huyó la ventura,
Y ella tambien huyó con mi alegría,
El viento del dolor y la amargura
Secó la flor de la esperanza mía.
Purísimos raudales,
Que la vísteis erguida á vuestro lado
Reflejar en los límpidos cristales
Su color nacarado:
Si viendo sus despojos
Recordais su belleza y lozanía,
Llorad, cual lloran mis dolientes ojos
La pobre flor de la esperanza mia!
Han pasado más de veinte años, y todavía mi principal deleite son los versos. Me han cansado las diversiones, las orgías, los viajes, ¿qué más? el celibato; los versos no