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no cesaba de repetir que su pelo estaba muy crecido, y que al dia siguiente se veria precisado á llamar al peluquero; esto duraba hasta presentarse con la peluca de pelo corto. En estas ocasiones venia indefectiblemente provisto de caramelos de goma, de pastillas de malvavisco y palitos de orozuz que ofrecia á las señoras asegurando que estaba muy resfriado, merced á la peladura.

Tocante á la edad de D. Galo, fué, es y quedará un problema. Cuando vinieron los franceses el año 23, decian de él: Monsieur Gaalo Paándo est un foraimable ci—devant jeune homme. Lo que quiere decir: «D, Galo Pando es un ex—jóven muy amable.» En 1844, cuando empieza esta narracion, decia la Marquesa de Cortegana á sus hijas: «Para nada se necesitan esos bailotéos; la lotería es diversion de todas edades; y sino, ahí está Pando, que es un hombre mozo, y le divierte mucho.»Efectivamente, en veinte años nada habia variado D. Galo: pasaban alternativamente sobre su cabeza las estaciones, y á imitacion de estas, sus pelucas, sin quitarle ni ponerle; sin que adelantase ó atrasase en compensacion, pasaban igualmente los gobiernos, el monárquico, el progresista y el moderado, lo mismo que los años, lo mismo que sus pelucas, sin atrasarle ni adelantarle en su carrera. Siete mil reales de sueldo que disfrutaba, era número fijo, lo mismo que los dias de la semana; nunca uno mas... nunca uno ménos! Con esto tenia D. Galo el -