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Guevara que solo habia gastado con la cortada Clemencia en los dias anteriores algunas chanzas.comunes y dicho algunos cumplidos vulgares y poco finos, que mas que halagar habian chocado la delicadeza instintiva de Clemencia, nada habia hecho ni nada habia pensado hacer para inspirarle carino ni confianza; y asi le era su marido tan extraño aquel dia que los unia para siempre, como lo habia sido el primer dia en que le vió.

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¿Es esto casarse? se decia asombrada la pobre nina. ¡Dios mio! ¡Yo que pensé que habia de querer tanto á mi marido! Pero el trato engendra cariño; ya le querré; asi se lo he pedido á Dios esta mañana en la iglesia.

Aquel dia cobró Guevara su apuesta, y aquel dia partieron los novios para Cádiz, donde estaba ya el Regimiento, que debia embarcarse en aquel puerto para ir al teatro de la guerra del Norte.

Ninguna reflexion de sus Padres ni de la Marquesa habian podido retraer á Guevara de seguirle; era para él Villa—María una espantosa Siberia; además, era bizarro, tenia pundonor, y nada le habria movido á pedir su retiro en el momento en que su Regimiento era destinado á ir á hatirse.

No es posible pintar el desconsuelo de la pobre Clemencia al separarse de su Tia y de sus primas, y al verse sola con un hombre que le era extraño, en un mundo nuevo, y entre gentes desconocidas.

Estílase en algunas partes, —y lo singular es ca-