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Clemencia habia caido postrada; no obstante, su juventud y buena naturaleza triunfaron. Estaba ya en plena convalecencia, cuando llegó la noticia de haber muerto Fernando como valiente en una arrojada empresa.

Clemencia lloró con tan abundantes y sinceras lágrimas á su marido, que nadie pudo nunca sospechar su infame comportamiento con ella. Todo lo calló siempre Clemencia: en vida de Guevara, por un sentimiento de deber; en su muerte, por un sentimiento de respeto, — Si hemos referido con rápida aglomeracion todos estos eventos tan importantes en la vida de nuestra protagonista, ha sido porque con la misma acaecieron, y que la propia impresion penosa, indefinida y amarga que dejará este relato en la imaginacion del lector, fué la sola que dejaron estos sucesos al cabo de algun tiempo en el ánimo de Clemencia. Esto debió suceder; pues cuando á los diez y seis años y con un carácter feliz é inclinado al bien hallarse, se sufren infortunios violentos, pero cortos cual tormentas de verano, vuelve el ánimo á su calma, como despues de aquellas vuelve el cielo á su serenidad, sin dejar mas rastro éstas que el beneficio del rocío en la tierra, y aquellas que el beneficio de las lágrimas en el corazon. Puede, pues, considerarse el capítulo leido como transitorio, y lo es porque lo fueron igualmente los sucesos que encierra en la vida de Clemencia, formando en ella un episodio corto, ter-