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Eufrasia; sobre que en no consultando con tu hermana, no sabes qué hacer!..... ¡por via de los moros de Berbería! ¡Cuidado con las mujeres que no saben atarse las enaguas!

1 A los pocos dias recibió la Marquesa la contestacion á su carta. Su hermana escribia furiosa, y des pues de hacer las mas acerbas reconvenciones á la Marquesa, le prescribia el poner á su hija entre la alternativa de casarse con Valdemar, disfrutando de todas las ventajas ya mencionadas, ó de ser enviada á una hacienda aislada, en que sola y sin nocivas influencias podria hacer saludables reflexiones y refrescar sus cascos, mientras ella cuidaria de que Bruno de Vargas, que desde tanto tiempo se solazaba en Sevilla, fuese á ocupar una vacante en América, poniendo así el mar por medio de tales cabezas á la gineta.

La Marquesa lo hizo segun se lo přescribió su hermana. Empezó por hacer las mas ágrias reconvenciones á su hija, pasó despues á los consejos, á los ruegos; pero halló á Constancia tan firme é inmutable, que tuvo que acudir á las amenazas, las que no habiendo producido mejor resultado, la Marquesa, fuera de sí, dispuso desde luego el viaje.

Para evitar el escándalo, y dar á este viaje un colorido natural y pacífico, la Marquesa á quien Clemencia habia participado la carta de su suegro y su intencion de trasladarse á Villa—María, rogó á esta que acompañase á Constancia en su viaje, pudiendo