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Coloquio Tercero, á la consagracion del Dotor
Adulacion.

Blanda la mano, señora, que yo no temo peligro, por grande que sea, llevándote en mi compañía; mas si no han de hacer cuenta de nosotros ¿de qué servirá nuestra ida?

Vanagloria.

¿No ves que dijeron que la Fama iba á convidar á todo el mundo? Pues nosotros dél somos, y no de las peores piezas de su arnés, y por esta razón no seremos excluidos de las bodas.

Adulacion.

Digo que alegas como letrado. Contigo me entierren; mas Dios solo me entiende.

Vanagloria.

¿Por qué no te holgaras, pues somos hermanos en la vida, que lo seamos en la muerte, si así nos sucediere, y que nos echen en un hoyo?

Adulacion.

No puedo sufrir á mi mujer la Lisonja, viva, una noche cabe mí; ¿y habia de sufrirte á ti hasta que Dios venga á juzgar el mundo?

Vanagloria.

¿Qué pena te puedo dar muerta?

Adulacion.

Si no puede apenas sufrirse una mujer viva, aunque se quiera mucho, ¿cómo se podrá sufrir tanto tiempo muerta?

Vanagloria.

Entremos en ta posada, y veré á tu mujer la Lisonja, que olvidado se me habia, siendo pieza de rey.

Adulacion.

Está que no la conocerá Galvan, y ojalá que yo no la hubiera conocido, amen, amen.

Vanagloria.

¿Por qué, siendo tan bien casados?

Adulacion.

Ha dado en santucha, y usa ya de tocas largas, y á mí, como si yo no lo entendiese, se me hace papasantos.

Vanagloria.

Tal sea mi vida cual ella es.

Adulacion.

Cual sois entrambos os dé Dios la salud.

Vanagloria.

¿Qué dijiste entre dientes?

Adulacion.

Que tal sea mi vida. Afuera de lo bellaco.

Vanagloria.

Pues en verdad, que si á ti te quitasen lo que de eso tienes, que seria lo que quedase tan poco, que lo llevaria cualquiera viento.

Adulacion.
Entrémonos; acá platicaremos.



SEGUNDA JORNADA.


En que entran Recato y Cuidado en hábito de pastores, y cantan; Alegría, Fortaleza y Prudencia.


Los pastores amadores
Del Divino Rabadan,
Llamando á los pecadores
Por silbos suspiros dan.
Tiene el buen Pastor cuidado
De dar pastos de dulzura,
Y el recatado procura
De dar pasto á su ganado.
Han de velar los pastores
Contra el lobo, que es Satan;
Llamando á los pecadores
Por silbos suspiros dan.

Cuidado.

¿Dónde pacen tus ovejas?
Dime, buen pastor Recato;