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Pero el romanticismo no es solamente el fruto sencillo y expontáneo del corazón ó la expresión armoniosa de los caprichos de la fantasía, sino también la voz íntima de la conciencia, la substancia viva de las pasiones, el profético mirar de la fantasía, el espíritu meditabundo de la filosofía, penetrando y animando con la magia de la imaginación los misterios del hombre, de la creación y de la providencia; es un instrumento maravilloso, cuyas cuerdas sólo tañe la mano del genio que reune la inspiración á la reflexión, y cuyas cuerdas sublimes é inagotables armonías expresan á la vez lo humano y lo divino.




ESTEBAN ECHEVERRÍA


José Esteban Echeverría, nació en Buenos Aires el 2 de Septiembre de 1805.

Cursó sus primeros estudios en el colegio de ciencias morales, hasta el año 1823, en que salió para dedicarse al comercio. Pero las prosaicas ocupaciones que desempeñaba contra su inclinación, no pudieron sofocar las que predominaban en él. En los momentos que le dejaba libre su empleo, tomaba lecciones de francés y leía en esta lengua libros de historia y de poesía.

Sin embargo, hasta los diez y ocho años, dice él mismo «pasaba sobre las horas, ignorando donde iba, quien era, como vivía.»

Este estado tuvo su término el año 1825, en que decidió hacer un viaje á Europa, para reanudar sus interrumpidos estudios.

Nacido en un país que ama con delirio, pero en dónde ni la historia suministra experiencia, ni el arte ostenta sus prodigios; en donde son pobre las escuelas y carecen los maestros del prestigio de la fama, toma el camino del viejo mundo, creyendo hallar allí los elementos de saber de que carece en su patria, y una fuente abundante y pura en que saciar la sed de ciencia que lo devora.

Provechosos fueron, en efecto, sus estudios, que llevó á cabo con una paciencia y constancia admirables. No sólo se dedicó á su favorita, la historia, sino también á otras múltiples ramas del saber, abarcando en estas desde la geometría y la química hasta la filosofía y la economía política.

En medio de estos arduos estudios, emprendió otro que no es menos importante cuando se toma con seriedad. Las cuestiones suscitadas por el romanticismo, eran entónces