bernos hecho independientes, si el espíritu de rebelion á de perfidia hubieran sido capaces de afectaruos, ó si fueramos suceptibles de los principios sediciosos y anárquicos, que se nos han imputado, Pero iá que acudir á estos pretextos? Razones muy plausibles tubimos entonees para hacerlo. Nosotros no debiamos ser indiferentes á la degradacion, en que viviamos, Si la victoria autoriza alguna vez al vencedor para ser arbitro de los destinos, nosotros podiamos fixar el nuestro hallandonos con las armas en la mano, triunfantes y sin un regimiento español, que pudiese resistirnos; y si ni la victoria ni la fuerza dan derecho, era mayor el que teniamos, para no sufrir mas tiempo la dominacion de España. Las fuerzas de la Peninsula no nos eran temibles, estando sus puertos bloqueados, y los mares dominados por las esquadras británicas. Pero á pesar de brindarnos tan placenteramente la fortuna, no quisimos separarnos de España, creyendo que esta distinguida prueba de lealtad mudaria los principios de la córte, y le haria conocer sus verdaderos intereses. ponendo ¡Nos engañabamos miserablemente, y os lisonjeabamos con esperanzas vanas! España no recibió tan generosa demostracion como una señal de benevolencia, sino como obligacion debida y rigorosa. La América continuó regida con la misma tirantéz, y nuestros heroycos sacrificios sirvieron solamente para añadir algunas páginas á la historia de las injusticias que sufrimos, pilv Este es el estado, en que nos halló la revolucion de España. Nosotros acostumbrados á obedecer ciegamente quanto allá se disponia, prestamos obediencia al rey Fer nando de Borbon no obstante que se habia coronado derribando á su padre del trono por medio de un tumulto
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